Ahora, un año después, con la edición de bolsillo, me pareció más asequible en el caso de que no me llegara a gustar, pero lo cierto es que desde este mediodía que lo empecé a leer, me he leído de un tirón casi medio libro, y lo encuentro muy ameno y agradable, amén de la gran cantidad de información, rica, concisa y certera, de la vida de las calles, barrios, tabernas y locales que se abren por donde transcurre la línea de metro 1, la que todavía, según nos dice, llaman la "Eléctrica".
A través de esta línea 1 y de las líneas del libro, Petros Makaris nos va contando a porciones, con apuntes sobre la historia general, la historia y vida de Atenas desde el corte transversal de la línea de metro, que va cruzando la ciudad de norte a sur y nos muestra la variedad social de la ciudad.
Que no es su ciudad natal, pues es nacido en la Ciudad, con mayúscula, Constantinopla, a la que le dedica nostálgicas palabras.
La visión de Atenas, como no podía ser de otro modo, pues él la conoce desde los años sesenta en que empezó a vivir allí, es una visión nostálgica también, escrita por él mismo como testigo presencial de los cambios sufridos. Y sobre todo, los que han desaparecido, ya sean barrios obreros, zonas marineras de el Pireo, el barrio bávaro, etc.
Curiosa la mención que hace, cuando describe uno de los primeros barrios, a Gran Canaria, a la que equipara también por la penosa construcción de bloques de edificios frente al mar, que hace de las edificaciones un verdadero muro que separa mar y ciudad. Imagino que se referirá a la playa de Las Canteras.
Por las páginas del libro pasan desde grupos sociales de todos los niveles, desde las clases más populares y la pequeña burguesía, hasta inmigrantes, y estos de todas las épocas. Llamativo es que que inmigrantes llame primero al rey Otón y su comitiva bávara, luego a aquellos griegos que lucharon con él por la independencia de Grecia, muchos del Peloponeso y otras zonas, que nunca apreciaron a la ciudad de Atenas como la nueva capital en que se iba a convertir, en lugar de Nauplio. Inmigrantes hasta llegar a los más recientes, paquistaníes, egipcios, sirios, hasta albanos y eslavos, afincados muchos de ellos en algunos barrios del centro de la ciudad.
Los barrios y las calles más elegantes, los que han conservado su aire tradicional, conviven en la misma ciudad o en las mismas calles, con otros donde las drogas y la delincuencia se han apropiado de ellos.
Los barrios y las calles más elegantes, los que han conservado su aire tradicional, conviven en la misma ciudad o en las mismas calles, con otros donde las drogas y la delincuencia se han apropiado de ellos.
Se nota la visión amable que tiene sobre la ciudad y sus gentes, comerciantes, su arquitectura, su gastronomía, interesantes notas que nos deja aquí y allá de tal o cual restaurante, casa de comida o café que todavía, ya en minoría, van quedando como últimos locales de la Atenas tradicional de aquellos años ya idos
Es una obra que se lee con agrado y , además, nos puede servir de guía turística complementaria a un futuro viaje a esta otra Ciudad en mayúsculas, Atenas.
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