Cartel anunciador de la película. |
Día de patriotas es una buena película de tono
patriótico y emotiva, que narra con sensibilidad e intriga los acontecimientos
históricos del atentado terrorista perpetrado en el, o la, maratón de Boston del
año 2014. Los productores de la película se plantearon la oportunidad de llevar
a la pantalla sucesos reales tan recientes y que había influido decisivamente
en la vida de muchas personas. Finalmente se decidieron a llevar a cabo el
proyecto, adoptando desde el primer momento la máxima consideración ante lo
ocurrido y las vivencias de sus protagonistas reales. De ahí que la película
adopte intencionadamente una perspectiva documental que nos hace ver la
narración como algo que ocurrió así objetivamente.
La
película es un canto en honor de las víctimas y una alabanza a la propia ciudad
de Boston (Strong Boston fue el lema que adoptaron en esos momentos), que en
esos días, viviendo la ciudad como si estuvieran estuviera sitiada por
necesidades de la policía, tuvo un comportamiento ejemplar en todos los
sentidos. De ahí esa sensación de orgullo local que tiene la película, y que se
manifiesta y ejemplariza en todos los ciudadanos que contribuyeron a ayudar en
esos momentos tan dramáticos.
Trata el
film de oponer la radicalización y el (aparente) aislamiento de las dos
personas que realizaron el atentado, una pareja de radicalistas aislados, esto
es, trata de oponer a esta pareja, cerrada en sí misma y en sus convicciones
radicales, con la sociedad abierta y plural con que se nos muestra la ciudad de
Boston. Se destaca lo abierta que es la sociedad de la ciudad por la diversidad
racial existente en la ciudad, donde se mezcla personas de todo el mundo y de
todas las nacionalidades, que conviven en una tal vez demasiado idílica armonía
que nos plantea la película, frente al mal, el horror personificado en la figura de estos dos
terroristas.
Desde
este punto de vista, quizás la película peca un poco de visión dual, los
buenos son todos los habitantes de Boston que parecen convivir en un Edén
paradisíaco, y el mal, el único mal existente que viene a destruir la paz en
tal maravilloso paraíso, son estos dos reptilescos y desalmados terroristas
chechenos.
Salvando
esta visión, lógica por otra parte, la película muestra con interés los
momentos previos a la celebración del, o la, maratón en Boston, toda la
investigación posterior al momento del atentado, exhibiendo la complejidad de
la misma y el uso de las nuevas tecnologías en la identificación y captura de
los autores del atentado.
Con una
banda sonora de fondo que va produciendo en el espectador un estado de tensión
latente, la película empieza, de forma inteligente, con la vida cotidiana de
diferentes personajes que habitan en Boston, empezando por un policía con una
rodilla rota, y pasando por otros, una matrimonio, un investigador asiático del
MIT, y un breve catálogo de personajes que, en este comienzo inconexos, irán
relacionándose unos con otros por medio del desgraciado atentado en el
desarrollo gradual de la película.
Película
recomendable, aunque en muchos momentos triste y dolorosa, no se ahorran las
escenas de dolor y sangre, heridos y ambulancias, muertes que pudieron ser
evitables, quirófanos con operaciones médicas dramáticas, familiares
desesperados, y todo, como el director quería, con un tono documental y
realista que le da si cabe más dramatismo a las escenas.
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