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Hasta ahora se sabía que los romanos debían conocer las islas, o algunas, por las factorías halladas en la costa de Marruecos, hasta donde llegaban en busca del banco pesquero de la zona, ya conocido en la antigüedad. El hallazgo de la isla de Lobos permite localizar por primera vez y con restos arqueológicos, la presencia romana en las islas. Hasta el momento, sólo se habían encontrado unas ánforas, localizadas en La Graciosa y Lanzarote.
Se confirma, parece, su presencia, y el motivo de su llegada hasta aquí era la obtención de púrpura, tinte muy apreciado en Roma, pues las ropas de los emperadores se teñían con ella. Una de las especies de moluscos de las que se extraía la púrpura era Stramonita haemastoma, y en las islas había cantidad de ellos. En algún momento llegaron a llamarse a las islas como islas Purpurarias. No hay que olvidar que una de las bases y la riqueza del comercio de los antiguos fenicios era también la púrpura, el tinte con el que comerciaban por todo el Mediterráneo. De hecho, el nombre de fenicios procede del que le pusieron los griegos, Φοίνικες (phoínikes, «rojos, púrpuras»), pues el nombre que se daban a si mismos era el de cananeos, de Canaán.
Se confirma, parece, su presencia, y el motivo de su llegada hasta aquí era la obtención de púrpura, tinte muy apreciado en Roma, pues las ropas de los emperadores se teñían con ella. Una de las especies de moluscos de las que se extraía la púrpura era Stramonita haemastoma, y en las islas había cantidad de ellos. En algún momento llegaron a llamarse a las islas como islas Purpurarias. No hay que olvidar que una de las bases y la riqueza del comercio de los antiguos fenicios era también la púrpura, el tinte con el que comerciaban por todo el Mediterráneo. De hecho, el nombre de fenicios procede del que le pusieron los griegos, Φοίνικες (phoínikes, «rojos, púrpuras»), pues el nombre que se daban a si mismos era el de cananeos, de Canaán.
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