sábado, 12 de julio de 2025

ATENEA, LA AURIGA INVISIBLE.

 TEOMAQUIA DE DIOMEDES vs. EL DIOS ARES: ATENEA, LA AURIGA INVISIBLE.

Diomedes, subido en carro y acompañado de Atenea, de auriga, atacan al dios Ares (Flaxman).

El tercer fragmento  de esta breve selección de combates de carros y aurigas corresponde a una teomaquia, cosa tan sorprendente e insólita, como típica y característica de la épica homérica.

En este caso seguimos, como hemos visto a los largo de este canto V, con el propio Diomedes y de su principalía. Ésta es, además, su segunda teomaquia, pues ya antes se había enfrentado y avasallado a la mismísima Venus Afrodita.

En este caso, el guerrero va a estar apoyado por la diosa protectora de los aquellos y dánaos, la astuta Atenea. Pues ésta, irritada contra su par divino porque sin avisar, combatía en apoyo de los teucros, lo enardece y anima para que se enfrente al mismísimo dios de la guerra.

Una vez convencido el guerrero de luchar contra el dios Ares, Atenea coge el lugar del auriga Esténelo, y ella misma conduce el carro hacia donde combate el dios de la guerra.

ὣς φαμένη Σθένελον μὲν ἀφ' ἵππων ὦσε χαμᾶζε, 835

χειρὶ πάλιν ἐρύσασ', ὃ δ' ἄρ' ἐμμαπέως ἀπόρουσεν:

ἣ δ' ἐς δίφρον ἔβαινε παραὶ ∆ιομήδεα δῖον

ἐμμεμαυῖα θεά: …


Así dijo, y a Esténelo asió de la mano y le hizo

apearse del carro del cual saltó a tierra al momento.

Y la diosa, impaciente, montó y en él púsose al lado

del divino Diomedes;


Estéleno vendando el dedo herido de Diomedes, ánfora calcídica c. 550 a. C.

Nota aparte, que deberíamos haber comentado antes, sobre Esténelo de Argos, Σθένελον, quién es este conmilitón de Diomedes, que aparece en segundo plano y desde luego no es casi conocido. Por lo que hemos visto de primera impresión, no figura como tal auriga, es claro, sino como un guerrero más de la élite militar argiva. Ya hemos visto lo mismo cuando Pándaro y Eneas deciden quién ha de conducir el carro.

Era rey de Argos, hijo de cierto Capaneo y de Evadne. Antes de Troya, ya había luchado contra Tebas. Por si fuera poco, es uno de los que se introdujo en el caballo para asaltar Troya con la estratagema. Junto con Diomedes, reinaron en Argos finalizada la guerra.

Por lo tanto, si aparece como auriga no quiere decir que sea ésa su función ni mucho menos, aunque es claro que en este canto V, el de Diomedes, aparece casi como su fiel escudero, no siéndolo.

Pues bien, tras este pequeño paréntesis, volvemos al solar de Troya, y en este momento vemos a la venerable diosa de ojos de lechuza guiando los briosos corceles μώνυχας ἵππους del carro con destreza connatural, tomando las riendas ἡνία y el látigo μάστιγα:

λάζετο δὲ μάστιγα καὶ ἡνία Παλλὰς Ἀθήνη: 840

αὐτίκ' ἐπ' Ἄρηϊ πρώτῳ ἔχε μώνυχας ἵππους.

Ya cogidas las riendas y el látigo Palas Atena

los caballos de cascos potentes guió sobre Ares

La diosa auriga, de todas formas, se camufla con el casco de la invisibilidad de hades, éste sí que un perfecto auriga, para que su par divino no la reconozca,

… αὐτὰρ Ἀθήνη

δῦν' Ἄϊδος κυνέην, μή μιν ἴδοι ὄβριμος Ἄρης. 845

… y Atena

púsose el casco de Hades de modo que el dios no la viese.

Una vez Ares se percata de la llegada del argivo, se encara y sin mediar palabra, le arroja la broncínea lanza ἔγχεϊ χαλκείῳ salvajemente sobre el carro donde se encuentra.

οἳ δ' ὅτε δὴ σχεδὸν ἦσαν ἐπ' ἀλλήλοισιν ἰόντες, 850

πρόσθεν Ἄρης ὠρέξαθ' ὑπὲρ ζυγὸν ἡνία θ' ἵππων

ἔγχεϊ χαλκείῳ μεμαὼς ἀπὸ θυμὸν ἑλέσθαι:

Cuando a corta distancia se hallaron el uno del otro,

por encima del yugo y las riendas, ansiando matarlo,

de los dos, lanzó Ares primero la lanza de bronce,

Por algo la diosa había convencido a Diomedes para que combatiera contra el dios. Y, en seguida, como hemos visto la intervención divina en otros lances, desvía el rumbo de la lanza de Ares.

En este caso, la lanza se pierde sin herir e impactar en nadie más.

καὶ τό γε χειρὶ λαβοῦσα θεὰ γλαυκῶπις Ἀθήνη

ὦσεν ὑπὲκ δίφροιο ἐτώσιον ἀϊχθῆναι.

mas Atena, la diosa de claras pupilas, cogiéndola

y apartándola lejos del carro hizo vano su tiro.

Es el momento de la réplica del argivo, éste le arrojará la lanza ἔγχεϊ χαλκείῳ, δόρυ, inclinándose sobre el carro, que, guiada por la diosa, hiere al dios .

En esta colorida recreación, Diomedes arroja la lanza; 

en la reproducción de Flaxmann, parece ocurrir lo mismo.


δεύτερος αὖθ' ὡρμᾶτο βοὴν ἀγαθὸς ∆ιομήδης 855

ἔγχεϊ χαλκείῳ: ἐπέρεισε δὲ Παλλὰς Ἀθήνη

νείατον ἐς κενεῶνα ὅθι ζωννύσκετο μίτρῃ:

τῇ ῥά μιν οὖτα τυχών, διὰ δὲ χρόα καλὸν ἔδαψεν,

ἐκ δὲ δόρυ σπάσεν αὖτις:


A su vez inclinado, el de grito potente Diomedes,

lanzó entonces la pica de bronce y la diosa Atenea

la guió al bajo vientre, al lugar que ceñíale el cinto;

le hirió en él, desgarró el bello cutis y luego la pica

retiró.

El belicoso dios, herido dolorosamente, lanza un bramido gigantesco de dolor, y se escabulle del combate rumbo a los cielos protectores, cosa insólita, sino es que sabemos que la diosa palas estaba actuando en medio de aquella lid.

En este espectacular escena, nada menos que la poderosa hija de Zeus, la tritogenia Atenea, hace de auriga, pero, además de llevar el carro y las riendas, no se muestra, permanece invisible y desde esa situación, controla el combate. Hace errar la lanza de Ares y, en cambio, dirige certeramente la que arroja Diomedes e hiere peligrosamente al propio dios Ares.

Es, por lo tanto, el caso de un auriga divino, la diosa Atenea, invisible además por el casco que porta, y además, controla la suerte de la lid con sus facultades. 

Es el guerrero a pie, en este caso, a diferencia de otros en que no, el que resulta herido y tienen que retirarse del combate. La superioridad de luchas en el carro parece que, por alguna vez, tienen tal posibilidad de ventaja.


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