jueves, 23 de enero de 2025

Centauros del desierto, el secreto affaire revelado sin palabras


LA DESPEDIDA DEL GUERRERO EN "CENTAUROS DEL DESIERTO".

En el pequeño vídeo que sigue abajo, se selecciona la secuencia de Centauros del desierto, a poco de empezar la película.
La película comienza con la llegada de un solitario jinete a un solitario rancho, en medio de un paisaje casi desértico.
Es Ethan, un militar que viene de regreso al rancho de su hermano y su familia.
En principio, todo parece normal. Ethan es acogido por su su hermano y su familia con reconocimiento, pero tras esta aparente familiariedad, se esconde un asunto pendiente. Si no lo sabe uno, al menos un espectador no muy atento, se le puede escapar. Pero cuando se sabe, se aprecia en las miradas y los silencios algo más.
Al parcer, Ethan y la mujer de su hermano sientien algo más que una relación familiar.
Poco después de estas escenas, al cabo de unos días, una patrulla llega al rancho, buscando gente para perseguir a una banda de indios, al parecer, que han atacado unrancho.
Ethan se apresta a unirse, bajo el bad de un peculiar capitán, que, al mismo tiempo, es reverendo.
Se produce entonces la escena de la despedicda del guerrera, motivo repetido a lo largo del tiempo.
La particularidad que esta tienen es la que hemos referido antes, el militar al que se despide no es el esposo o pareja oficial de la dama, en este caso es Ethan, el hermano de su esposo Aaron.

  
  
La secuencia comienza transcurrre en el salón-cocina de la casa. Ethan marcha a una habitación para preparar las cosas, el reverendo lo espera y Martha está en otra habitación.


El reverendo toma una taza de café en la cocina salón, mientras espera a que Ethan salga preparado. Entonces, sin querer, dirige su mirada hacia otra habitación, donde está Martha, que prepara con cariño inusula la ropa de su cuñado Ethan.

 
Martha prepara la ropa de su cuñado Ethan. 

  

Ethan sale de su habitación, al mismo tiempo que Martha. Y todo ante la muda presencia del reverendo, cuya expresión lo dice todo. Toda la escena se produce en silencio, solo la música es la que da la razón de los sentimientos que laten en los personajes.

   
Martha le da el sombreo y el capote, mientras se miran con intensidad.


Sin decirse nada, solo con las miradas, queda revelado la secreta relación entre ambos. La muda y perpleja expresión de asombro del reverendo, que asiste como si no existiese para la pareja, sirve de contrapunto a la tensión emotiva.
Ethan se gira de pronto y sale rumbo a la puerta de la casa. Martha lo sigue presurosa, sin poderlo disimular


El reverendo, en primer plano siempre, se termina el café como resignado, ante la revelación que acaba de tener ante sus ojos. Recoge su peculiar sombrero dispuesto a marcharse. Martha, al igual que Ethan, ajena a él, se dirige preocupada a la puerta de la casa y allí permanece cntempalndo cómo se marcha Ethan.

LA DESPEDIDA DE HÉCTOR Y ANDRÓMACA.

La modélica y emotiva escena de la despedida de Héctor y Andrómaca en la Ilíada es un texto ejemplar y reproducido a lo largo de los siglos.

Mientras Héctor marcha decidido al campo de batalla, Andrómaca le sale al paso y lo detiene. Lo acompaña un tercer personaje, el pequeño hijo de ambos, que es llevado por su nodriza.

Andrómaca le suplica de manera temerosa que no vaya a luchar, pues quizás la muerte lo espera. Y que piense en ella y su desdichado hijo, que quedarán viuda y huérfano, a merced de los enemigos.

En Centauros, con el silencio que impera en toda la escena, parece estar contenidas todas estas palabras con las que Andrómaca le suplica a su esposo. La tensión patente entre Martha y Ethan, sobre todo en Martha, se expresa mediante las imágenes. Ella tomando el capote de Ethan y acariciándolo casi inconscientemente. Luego, cuando el da el sombrero, que Ethan se lo pone, y, a continuación, la mirada ansiosa en los ojos, el temor, el miedo, todo esto se condensa en esta breve escena.

Y sin palabras, solo con los gestos y las miradas.

La escena de la Ilíada expresa, pues, de forma manifiesta y con palabras lo que la Martha del western puede estar sufriendo y siente por él.

Como contrapunto, la nodriza y el niño, en un segundo plano, asisten como mudos personajes a la despedida.

En Centauros, la figura del reverendo, tieso y perplejo, como alguien totalmente fuera de lugar en ese momento, la taza a medio beber, la mirada absorta, ofrece un contrapunto que rebaja la tensión dramática que la obra épica tiene y la hace más densa y grave.    

Héctor y Andrómaca, con la nodriza y el infante, por J. Flaxman.

Ilíada, 390 ss., 
"Tan luego como, después de atravesar la gran ciudad, llegó (Héctor) a las puertas Esceas—por allí había de salir al campo,—corrió á su encuentro su rica esposa Andrómaca, ..., la esposa de Héctor, de broncínea armadura, que entonces le salió al camino. Acompañábale una doncella llevando en brazos al tierno infante, hijo amado de Héctor, ...

Ἦ ῥα γυνὴ ταμίη, ὃ δ’ ἀπέσσυτο δώματος Ἕκτωρ 390
... εὖτε πύλας ἵκανε διερχόμενος μέγα ἄστυ
Σκαιάς, τῇ ἄρ’ ἔμελλε διεξίμεναι πεδίον δέ,
ἔνθ’ ἄλοχος πολύδωρος ἐναντίη ἦλθε θέουσα
Ἀνδρομάχη ...
... ἔχεθ’ Ἕκτορι χαλκοκορυστῇ.
ἥ οἱ ἔπειτ’ ἤντησ’, ἅμα δ’ ἀμφίπολος κίεν αὐτῇ
παῖδ’ ἐπὶ κόλπῳ ἔχουσ’ ἀταλάφρονα νήπιον αὔτως 400
Ἑκτορίδην ἀγαπητὸν ...,

407 «¡Desgraciado! Tu valor te perderá. No te apiadas del tierno infante ni de mí, infortunada, que pronto seré viuda; pues los aqueos te acometerán todos á una y acabarán contigo. Preferible sería que, al perderte, la tierra me tragara, porque si mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares; que ya no tengo padre ni venerable madre.

«δαιμόνιε φθίσει σε τὸ σὸν μένος, οὐδ’ ἐλεαίρεις
παῖδά τε νηπίαχον καὶ ἔμ’ ἄμμορον, ἣ τάχα χήρη
σεῦ ἔσομαι· τάχα γάρ σε κατακτανέουσιν Ἀχαιοὶ
πάντες ἐφορμηθέντες· ἐμοὶ δέ κε κέρδιον εἴη 410
σεῦ ἀφαμαρτούσῃ χθόνα δύμεναι· οὐ γὰρ ἔτ’ ἄλλη
ἔσται θαλπωρὴ ἐπεὶ ἂν σύ γε πότμον ἐπίσπῃς
ἀλλ’ ἄχε’· οὐδέ μοι ἔστι πατὴρ καὶ πότνια μήτηρ.

... Héctor, ahora tú eres mi padre, mi venerable madre y mi hermano; tú, mi floreciente esposo. Pues, ea, sé compasivo, quédate en la torre—¡no hagas á un niño huérfano y á una mujer viuda!—y pon el ejército junto al cabrahigo, que por allí la ciudad es accesible y el muro más fácil de escalar ...

Por su parte, Ethan no soporta más el momento y se gira para marcharse. Es un guerrero y no puede renunciar a su condición. En su pensamiento quizás sea evidente lo mismo, o parecido, que expresa Héctor cuando su mujer le suplica que no vaya al combate.

440 Contestó el gran Héctor, de tremolante casco: «Todo esto me preocupa, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y las troyanas de rozagantes peplos, si como un cobarde huyera del combate; y tampoco mi corazón me incita á ello, que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila, …

Τὴν δ’ αὖτε προσέειπε μέγας κορυθαίολος Ἕκτωρ·440
«ἦ καὶ ἐμοὶ τάδε πάντα μέλει γύναι· ἀλλὰ μάλ’ αἰνῶς
αἰδέομαι Τρῶας καὶ Τρῳάδας ἑλκεσιπέπλους,
αἴ κε κακὸς ὣς νόσφιν ἀλυσκάζω πολέμοιο·
οὐδέ με θυμὸς ἄνωγεν, ἐπεὶ μάθον ἔμμεναι ἐσθλὸς
αἰεὶ καὶ πρώτοισι μετὰ Τρώεσσι μάχεσθαι,

También se deja percibir esa angustia insoportable que siente Ethan al tener que abandonarla. En la Ilíada este sentimiento se expresa más trágica y dolorosamente.

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