lunes, 5 de agosto de 2024

EL INFORME DE PTOLOMEO DE GAUGAMELA EN G. HAEFS (3).

 EL ATAQUE AL CAMPAMENTO DE LOS BAGAJES.

Haefs cita este movimiento táctico de la caballería de maceo, pero elimina el ataque y se olvida del episodio del rescate de la familia real en el campamento. Según narra, antes de llegar al campamento macedonio, la caballería de Maceo es rechazada por esa engañosa y audaz falange macedonio, la que se desdoblaba para encarar al enemigo que la envolviera por su retaguardia.


El flanco derecho de los persas, a las órdenes de Maceo, avanzó con el fin de envolver el ala de Parmenión, pero allí estaban las tropas ligeras que formaban una especie de gancho y que pararon el primer choque. Las unidades persas se abrieron paso por entre la falange, rompieron incluso la segunda línea, llegaron al campamento de los carros y fueron cercadas y aniquiladas por los mercenarios.


Desde luego, en el papel de esta falange desdoblada por la retaguardia, Haefs demuestra estar documentado y seguir los trabajos de los académicos en cuanto a su valor estratégico.

En verdad que en el relato queda en nada este acto bélico que,ya decimos, contiene sus episodios noticiosos también.

LA BRECHA, LA OTRA AUDACIA DE ALEJANDRO.


Se centra Haefs, pues, en el golpe de mano estratégico sobre la brecha creada en torno al centro de Darío, que es lo que decide la batalla. Lo relata con detenimiento y claridad. describe el papel importante de los hipaspistas, tropas de infantería camufladas por el polvo y que acompañaban a la caballería, sin que los persas lo advirtiesen. Recuerda Alejandro iba al frente y que su formación era en cuña.


… los hipaspistas siguieron a la caballería de hetairoi, que formaban una cuña a las órdenes del rey. Galoparon para adentrarse en la brecha que se había producido por el amplio avance de los hombres de Beso


Y … la segunda audacia de Alejandro, la decisiva y también la más arriesgada, …

Mediante las flechas y las lanzas, hizo que el ataque de los jinetes acorazados se desplazara un poco hacia un lado y envió a su encuentro a los jinetes mercenarios, … Éstos fueron dispersados y repelidos; en ese momento aparecieron, …, los peonios; y cuando éstos ya no podían sostenerse, otro grupo de jinetes … se sumaron los arqueros y lancerosEntonces se produjo una brecha en el sitio donde el flanco izquierdo de los persas tocaba el centro comandado por Darío.


EL  ICÓNICO CARA A CARA DE ALEJANDRO Y DARÍO. 

En este punto, el autor reproduce la estampa que ya ha pasado a la historia, una vez reflejada en el mosaico de Issos. Un Alejandro envalentonado que se enfrenta a un acobardado y aterrorizado Darío, quien no se esperaba encontrarse tan bruscamente a la caballería junto a su carro.


Por un momento, Ptolomeo creyó divisar, en medio de la locura y del griterío, el rostro del Gran Rey desencajado por el miedo, ver cómo la cara petrificada de su alteza real se descomponía en un gesto de asombro, estupor, susto y finalmente de terror. Porque sus inmortales morían aplastados por la cuña de la caballería de hetairoi.


HAEFS OLVIDA LA JABALINA

Con el apoyo de Ptolomeo, que hace las veces de narrador en primera persona en el inmediato fragor de la batalla, el momento épico y espectacular de la jabalina se evita y no se relata. 


En esto se ve quizás la mayor fidelidad del novelista a las fuentes, a Arriano concretamente, y que atribuye el acto de la jabalina a un recurso más literario que histórico.

Recurre, como decimos al general Ptolomeo, narrador desde dentro de la batalla, para hacer evidente esta omisión.


Era como si los ojos de Alejandro combatieran con los de Darío, el cual estaba de pie y casi al alcance de la mano en su carro de combate dorado. 


Aquí parece recurrir a unos primeros planos muy gráficos, recuerdo del mosaico y que se reproduce en los films. Darío se muestra desarmado, no como en otros autores, y la mención al dorado de su carro parece desmerecer su condición guerrera y de líder.


LA HUÍDA DEL GRAN REY.


Darío, temeroso, viendo desbaratado parte del ejército, y temiendo ser capturado, huye con parte de su guardia personal. Alejandro sale tras él.


Luego, los jinetes persas volvieron a formar una barrera entre ellos; y cuando Ptolomeo … volvió a alzar la vista, Darío dio media vuelta con el carro y emprendió la fuga.


Sigue Haefs, como decimos, a Arriano, y no se para en detenerse a relatar las condiciones reales, entre comillas que pudieron darse en ese momento.

Ya se ha comentado que la huida no fue tal, desde el punto de vista de los historiadores propersas, que se trató de un movimiento táctico, ec. nada de esto le parece digno de relato a Haefs. Toma la versión de Arriano, según parece, y nos muestra la estampa de un Dario asustado y cobarde que huye sin dignidad.

Cierto es que, al mismo tiempo, renuncia a mostrarnos a un Alejandro exultante y pletórico que arroja la épica jabalina.


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