viernes, 2 de febrero de 2024

BOTAS PREMONITORIAS: TRES PADRINOS (1948)

 TRES PADRINOS (1948).


TRES PADRINOS, (THREE GODFATHERS), es un film, un western, de los considerados menor, película de 1948, dirigida por el inefable John Ford

El argumento es así: Tres forajidos de medio pelo, Robert Marmaduke Hightower, alias Bob, William Kearney, alias Kid, y Pedro "Pete" Fuerte, asaltan un banco en el pueblo de la desértica Arizona, Welcome, en vísperas de Navidad. El sheriff y su cuadrilla inician una feroz persecución por aquella zona desértica, impidiéndoles que se puedan aprovisionar de agua.

En la huida, los tres forajidos se topan con una carreta abandonada. Dentro hay una mujer enferma y a punto de dar a luz. La madre consigue el compromiso de los tres de hacerse cargo del bebé cuando nazca y ella muera.

Así sucede. Los tres bandidos olvidan su huida de la justicia, y se encomiendan a la tarea de salvar al niño, en medio de aquella zona desértica. Finalmente, uno de los tres conseguirá llegar al pueblo de Jerusalén, donde están celebrando precisamente la Navidad, y logra así la salvación del bebé.

El reparto es de los habituales de este director. Los tres forajidos son John Wayne (Bob), Harry Carey Jr. (Kid), y Pedro Armendáriz (Pete).


La identificación del relato bíblico de la natividad con el film es evidente, y el film lo remarca. Sólo con el título, Tres padrinos, ya relacionamos el número tres con el de los tres Reyes Magos. 

Así pues, bajo la apariencia de un film de la sagrada natividad a lo “western”, ubicado ahora en el lejano oeste, se esconde un film dramático, trágico e, increíblemente, religioso. Religioso, sí, bajo los ropajes del western. Los personajes representan un papel que linda a veces con el misticismo y el misterioso sentimiento religioso.



BOTAS PREMONITORIAS.


Hay una escena, ya en la parte final, en plena huida, con el compromiso de salvar al niño, y faltos de fuerzas los tres cuatreros, cuando se encuentran ante el último obstáculo, una extensa franja desértica que deben atravesar para salvarse.

Kid ha llegado al límite de sus fuerzas. Es el último obstáculo, pero Kid advierte que su fin está próximo.

  • No has debido dejarme hacerlo, dice Kid con remordimientos por haber bebido agua, cuando se había prometido darle su parte al bebé.

  • ¡Cálmate, Kid!, dice Bob. En cuanto hayamos pasado la llanura, habremos pasado lo peor.


Es entonces cuando, premonitoriamente, Kid, sentado sobre el pedregal, trata nerviosamente de quitarse una de sus apretadas botas.

Bob, que lo ve, se acerca y lo ayuda.


 


Luego, de forma aparentemente irracional, empieza a golpear con una piedra el talón de una de ellas. 

Figuradamente, podría significar que se está agrediendo a sí mismo. Bob se la quita, asombrado, ¿Qué haces?.

  • Será más fácil para caminar, dice sin resuello Kid.

  • ¡Hay que atravesar una zona rocosa!

  • No calculo llegar tan lejos, y coge otra la otra bota y vuelve a darle con la piedra. No, señor, no creo que llegue hasta allí, termina de decir absolutamente sin fuerzas, y anunciando el desenlace final.



Bob, sin saber por qué, empieza a golpear el tacón de la otra bota también.


El pie, el calzado, tiene un valor simbólico con muchos significados. En muchas ocasiones, hay una relación de identidad entre el pie y el personaje, la persona. 

Uno de estos significados está asociado con la muerte, que se ve, por ejemplo, con expresiones como “tener el pie en el estribo”, para los que agonizan. Así se ve en muchos casos.


El acto de Kid, al descalzarse, puede avisar o simbolizar, se nos ocurre, que el personaje está próximo, como así será, está próximo a morir. Descalzarse señala en muchos casos el paso de un estado a otro. El personaje descalzo está marcado de esa manera, y el ir descalzo simboliza que se encuentra entre dos mundos  o realidades. 

En unos casos simboliza el paso de un personaje del mundo real al de ficción; en otros, que el personaje está en tránsito de la vida a la muerte. Éste sería el caso, si seguimos esta conjetura, pues a continuación, Kid, marcado por ese “andar anómalo”, sus botas sin talón, terminará por morir en una piadosa agonía.


ëste es el caso más dramático de los dos personajes que mueren. Pues otro tanto le ocurrirá al segundo pistolero, Pete. Éste, que sigue la caminata con Bob y el niño, cae de un pequeño talud y se fractura algo en la pierna.

Pese a los intentos de Bob por ayudarlo, el personaje, y el espectador, ya saben que, en aquellas circunstancias, esa fractura significa morir, pues no puede, ni lo intenta, desplazarse.

Otra vez una herida o cualquier cosa que suceda en el tren inferior, en pies o piernas, más que en otras partes corporales, tiene una conexión directa con la persona al completo.

Sin necesidad de decirse salvo algunas palabras, las últimas del cuatrero, cuando Bob sigue con el niño a cuestas, ¡Déjame el revólver para defenderme de los coyotes!. Bob rezonga ¿Coyotes?, sabiendo de cierto lo que le está pidiendo su colega de bandolerías.


Así pues, encontramos otra referencia al valor simbólico del cuerpo, de los pies en concreto, con el fin funesto de dos personajes, dos de los tres padrinos. Ya sabemos que se recurre a elementos físicos del cuerpo como los pies para expresar, de forma simbólica e indirecta, hechos o sucesos que experimentan los personajes, como el tránsito de un estado a otro especial o diferente. Aquí se podría ver un ejemplo más de este recurso.




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