jueves, 9 de marzo de 2023

ἄριστα χωλὸς οἰφεῖς: PIE Y SEXO EN EL REFRANERO POPULAR HELENO

 Desde luego, la frase el cojo folla bien”, ἄριστα χωλὸς οἰφεῖς, así, tal cual, es una expresión o locución llamativa e incorrecta, que procede de la Grecia antigua. Su significado equivale a nuestro “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

Esto que escribimos está sacado del libro, documentado exhaustivamente sobre refranes y paremias de la Grecia Clásica, de F. García Romero, Lechuzas a Atenas.

Como vemos, se establece de nuevo una conexión entre la cuestión sexual y el miembro podológico, en este caso además lisiado.

El autor no va más allá en la posible relación o simbología que tiene el pie, y la discapacidad, con la actividad sexual.


Empezando por una de las citas primeras donde aparece esta expresión, localizada en una conocida colección de refranes y paremias de origen griego. Nos referimos a la de, o atribuidas a, cierto Zenobio. Dice así:


Un cojo folla mejor: Afirman que las amazonas lisiaban a los varones que nacían, privándolos de una pierna o un brazo. Cuando los escitas estaban en guerra con ellas y querían pactar con ellas, les decían que iban a unirse en matrimonio con los escitas, que no estaban lisiados ni mutilados. Pero Antianira, la jefa de las amazonas, les respondió diciendo: “un cojo folla (οἰφεῖ) mejor”. Menciona el proverbio Mimnermo.


Como señala el profesor Martos Montiel, la noticia se sigue recogiendo en otros autores y recopiladores, con algunas pequeñas diferencias, por ejemplo, no se cita siempre a Mimnermo como el origen de la misma.

Zenobio Diogeniano, una especie de vulgata de la obra del propio Zenobio, el gramático Pausanias del s. II, Eustacio de Salónica, s. XII. También recoge el curioso dicho la Suda, el léxico bizantino del siglo X, y el Rosario de refranes del arzobispo de Filadelfia Macario Crisocéfalo (siglo XIV).

Focio, siglo IX, también cita el proverbio en su obra, pero puede que venga de otra fuente distinta.

Un cojo folla mejor: Porque los cojos son inclinados a tener relaciones. Duris, en el libro séptimo de las Filípicas, cuenta que las amazonas dejaban cojo al vástago varón.

La cita, sigue diciendo el profesor Martos, se encuentra en la conocida obra de Ateneo El banquete de los sabios. Dice así:

Por ello te aconsejo, tesalio de abigarrado carro, amar a las que están en tu casa y no malgastar sin ninguna necesidad los cuartos de tus hijos. Porque realmente cojo follas mejor, como tu padre el zapatero te advirtió con frecuencia al enseñarte a esperar el látigo 


Ath., XIII 24.1-6 (568 E): διὸ συμβουλεύω σοι, Θετταλὲ ποικιλόδιφρε, τὰς ἐπὶ τῶν οἰκημάτων ἀσπάζεσθαι καὶ μὴ καταναλίσκειν εἰς οὐδὲν δέον τὰ τῶν υἱῶν κέρματα. ὄντως γὰρ ἄριστα χωλὸς οἰφεῖς, τοῦ κρηπιδοποιοῦ πατρός σου πολλά σε σωφρονίσαντος καὶ διδάξαντος σκύτη βλέπειν.


Volviendo de nuevo a los inicios de la tradición helena, encontramos nada menos que a Aristóteles y su escuela peripatética dando una explicación justificada y lógica a estos formidables amantes. En su obra Problemas explica la sexualidad de los cojos por una compensación de fluidos corporales..

¿Por qué los hombres peludos y las aves de plumaje espeso son lascivos?

¿Acaso porque son calientes y húmedos por naturaleza, y para la cópula son necesarias las dos cosas? Pues el calor provoca la secreción y lo que se segrega es humedad. Por la misma razón lo son también los hombres cojos: pues el alimento les llega en poca cantidad a la zona inferior debido a la invalidez de sus piernas, pero va en abundancia a la zona superior y se convierte en esperma.


Luego, el refrán y su tradición será recogida por el propio Erasmo en sus Adagia. Y también se referirá a ella Michel de Montaigne en sus Ensayos.

Como vemos, la referencia viene de antiguo y se continúa a lo largo de la historia cultural europea.

El profesor Martos termina su artículo con estas palabras que relacionan cojera y sexualidad, y que ponemos por completo. Señala incluso una parafilia llamada abasiofilia, que consiste en el atractivo mayor que tienen las personas que padecen de algún defecto en los pies.


No tenemos constancia de si realmente un cojo (o una coja) lo hace mejor, pero la idea de la cojera como signo de mayor actividad sexual o como elemento potenciador del placer o de la atracción erótica parece haber sido desde antiguo una creencia popular, y aún sigue siéndolo. En efecto, una leve cojera puede hacer más atractivo a un hombre (como se cuenta que ocurría con el poeta Byron o con el actor Gary Cooper), o acentuar el movimiento sensual de una mujer al caminar; incluso existe una parafilia como la abasiofilia, que consiste en la atracción sexual por personas cojas o paralíticas; como escribe Prioleau, “las mujeres consideran que una pizca de falibilidad en un hombre es algo especialmente erótico”. En todo caso, y volviendo, para terminar, a la mitología griega, con la que empezamos este trabajo, el hecho de que Hefesto, el dios cojo, tenga como esposa precisamente a Afrodita, la diosa del sexo, no haría más que conirmar la validez, para la mentalidad griega antigua, de que “el cojo folla mejor”.


Como curiosidad nuestra, habíamos oído hablar de los andares irregulares de un actor de Hollywood, John Wayne, no sabíamos que también fuera famoso por sus andares imperfectos el otro gran actor, Gary Cooper.







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