domingo, 5 de febrero de 2023

ANAGNÓRISIS EN LA NASA: FIGURAS OCULTAS (2016)

 Película de hace unos pocos años, 2016,  muy admirada y seguida por los espectadores, incluidos los del gremio de las matemáticas en su vertiente didáctica, por cierto, Figuras ocultas (Hidden Figures)  relata la historia del grupo de matemáticas que trabajan en la NASA, en los años sesenta cuando la carrera espacial entre USA y la URSS. 

Un grupo de ellas eran llamadas “calculadoras”, estamos en la época en que precisamente empiezan IBM y los ordenadores, y la computación informática que vendrá de seguido las hará innecesarias. 

Pues bien, unas de estas matemáticas, las más brillantes de mente, tuvieron un papel decisivo en el proyecto americano de ganar a la URSS en la carrera del espacio. La película, de forma paulatina, emotiva y muy bien narrada, nos cuenta la historia de tres de sus principales protagonistas, Katherine Johnson y sus dos amigas, Dorothy Vaughan y Mary Jackson,

Precisamente el episodio que queremos comentar acontece con Katherine. Es una de las escenas culmen del film, aunque hay varias y centradas en la figura de esta misma persona (Katherine, haz el cálculo, que le dicen en el colegio y años después en la mismísima NASA y ante aquel cuadro de ceñudos e e en este caso impostados gerifaltes de la tal organización).

Es, como decimos, una de las escenas emotivas y culminantes del film. Katherine, que acaba de ingresar en la sala de trabajo, es recriminada por el jefe Harrison-Costner por sus frecuentes y prolongadas ausencias. Katherine, sobrepasada por la situación, le responde airada.

   




Y vienen a ser, forzando un poco las cosas, una escena de las que podríamos catalogar de anagnórisis o reconocimiento.

Pero, anagnórisis de quién, podríamos preguntarnos. Aunque la manifestación del reconocimiento la expresa enrabietada y airada la propia Katherine, en verdad no se refiere a ella.

Es decir, se refiere a ella, a ella Katherine y a todo el personal laboral, de los llamados “de color”, que está trabajando en aquellos tiempos en las instalaciones de la NASA y el proyecto espacial. Y se refiere y atañe, también, y realmente, a la NASA, a los usos segregacionistas de la NASA que, en verdad, son los usos y prácticas racistas socialmente aceptadas de toda la sociedad americana de aquellos años sesenta, esos que parecen tan lejanos.

¿Por qué es una escena de anagnórisis? Porque la empapada y afrentada Katherine, interpelada por un Costner también molesto con ella, no le encuentra explicación a sus frecuentes ausencias, la sufrida Katherine le responde con una alegato antirracista, encarnado en su persona y las condiciones racistas en que trabaja.

Denuncia y pone de manifiesto, al tiempo, el profundo racismo en el que se vive en aquel lugar, en aquella institución de la NASA y en la sociedad norteamericana en general.

Terminado su alegato antirracista, se hace un silencio ominoso, pues nadie se atreve a replicar nada ante la contundencia y la evidencia de los hechos, de los que todos son cómplices de una forma más o menos tácita. Ante el reconocimiento de una situación existente pero oculta, admitida sin más, y que oculta esa cruda desigualdad que Katherine desvela y pone de manifiesto, se produce esta efectista escena de anagnórisis.

El motivo en el que se ancla todo el enfado del jefe Costner es bien claro: sus ausencias son porque tiene que ir al lavabo, a un lavabo en un edificio a un kilómetro de distancia, pues en el mismo edificio donde trabaja no hay, porque tenía que haberlo, no tienen lugar lavabos para gente de color.

El jefe Harrison-Costner se queda perplejo y totalmente absorto.

Además, Katherine, airada totalmente, les recrimina a sus compañeros de trabajo el que la señalen como de color, una marginada, poniendo un letrero a la taza de té que utiliza.


La siguiente escena remata esta escena de reconocimiento. Al principio, oímos unos golpetazos, pero la imagen de donde procede se demora unos instantes. A continuación, la cámara nos enfoca al lugar donde se origina aquel tambaleo. El motivo es claro, el jefe Costner, con un objeto, un bate o parecido, de metal, está dando palos, sacudiendo el letrero de “baños para gente de color”.



Lo hace ante todo el personal de la NASA, la gente blanca y la de color, reunido y dividido en dos grupos en torno a él. Todos en un silencio reverencial, las mujeres de color con una emoción contenida reflejada en los otros de las tres principales protagonistas, Katherine, Dorothy y Mary. Junto al resto de las “calculadoras”, se contemplan como el jefe Costner-Harrison abate aquel símbolo de la segregación racial, toda una escena de reconocimiento también.


Finalmente, Harrison-Costner se gira, algo agotado por los golpes dados,  y sentencia con una frase definitoria, dejando las cosas claras a partir de entonces: “Todos en la NASA meamos de la misma forma. Ni lavabos para gente de color, ni lavabos para blancos, simplemente lavabos”.

Katherine Johnson

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