PSIQUE EN VESPA: VACACIONES EN ROMA, 1953

 VACACIONES EN ROMA: CUPIDO, PSIQUE Y LA PRINCESA ANNA.

     La comedia Vacaciones en Roma (1953) es un film clásico que nos presenta una historia de simulaciones y amor con la ciudad de Roma de fondo. Nos uestra una imagen de la ciudad Eterna en la que se alterna los edificios clásicos y emblemáticos, con la de una ciudad popular y de lugares encantadores para su visita.

Ya que Vacaciones en Roma tienen un fondo de cuento de hadas, y Eros y Psique es un relato del mismo tipo, el relato de hadas más genuino procedente de la Antigüedad clásica, hemos hecho un par de comentarios sobre esto.

En Eros y Psique encontramos el momento en que se le conmina al padre de Psique a que deje a la jovencita expuesta en lo alto de una colina, para que un monstruo alado la rapte y se la lleve.

Del mismo modo, la princesa Anna, que sufre de estrés y ansiedad por el tráfago protocolario, merced y gracias al sedante que le han dado en palacio, en un momento dado cae en un profundo sueño, del que tardará en salir.

Allí, no será el monstruo alado Cupido quien la recoja, sino un anónimo periodista y un trasnochado taxista, por alado, a altas horas de la noche.

Cuando despierte, en llegando al apartamento de Bradley, andará aún como una zombi, aunque tenga los ojos abiertos y lleve un rato despierta. Así pues, Anna cae en ese profundo sueño potenciado por el fármaco, y yace dormida y abandonada en un banco de los Foros imperiales, justamente al lado del Arco de Septimio Severo.

Allí, pues, será donde la encontrará el “monstruo”, el periodista Bradley-Peck. Sus intenciones iniciales será desprenderse, de la forma que sea, de esa presencia molesta e inconveniente que se le ha interpuesto en su relajado camino rumbo a casa.

Tiene lugar una simpática escena con un taxista cansado que quiere marcharse a casa, ya es de noche.

https://www.youtube.com/watch?v=XuQHRjR9XL0&list=PLTbgnmEByGHLFc1w9KN4xCSTePB1PLvDp

En el texto de Apuleyo, la exposición de la chica es como sigue:

“Sobre una roca de la alta montaña, instala, ¡oh Rey!, un tálamo fúnebre y en él a tu hija ataviada con ricas galas. No esperes un yerno de estirpe mortal, sino un monstruo cruel con la ferocidad de la víbora, un monstruo que tiene alas y vuela por el éter, que siembra desazón en todas partes, que lo destruye todo metódicamente a sangre y fuego, … “.

 "Montis in excelsi scopulo, rex siste puellam ornatam mundo funerei thalami. Nec speres generum mortali stirpe creatum, sed saevum atque ferum vipereumque malum, quod pinnis volitans super aethera cuncta fatigat flammaque et ferro singula debilitat, ..."

                        Bradley-Peck se encuentra a la joven adormecida en un banco de los Foros Imperiales

Cupido se apiada de Psique, la encuentra y la vivifica de su sueño del Hades.

Forzando mucho las cosas, en la imagen pictórica encontramos una escena de Eros y Psique. No se trata del comienzo de la historia, cuando Psique es expuesta en un monte para que la recojan. Es casi al final de la historia. Psique ha bajado al Hades a por el frasco o la caja del Sueño, un encargo penoso de Venus. Ella lo abre por curiosidad, queda dormida, casi narcotizada, bajo los efectos del sueño de la Estigia.

Cupido, que la sabe en apuros, acude a socorrerla. 

- EL “MONSTRUO” INVISIBLE CUPIDO-BRADLEY.

            Que, siguiendo con Psique, el encuentro con el “monstruo” invisible y alado que viene a ser Cupido, ese lugar viene a ser ocupado en cierto modo por Bradley. Es cierto que es un monstruo bien parecido, con modales, pero no es menos cierto que sus intenciones son claramente interesadas, y no siente un atisbo de remordimiento en aprovecharse de la inconsciencia y la ingenuidad de la princesa para conseguir sus objetivos, un exclusivo reportaje que le reporte buenas divisas.

Es claro que estas intenciones se trocarán finalmente, como le ocurre al propio Cupido en la fábula de Psique. Cupido y Bradley se enamoran en seguida de sus correspondientes partenaires.

Realmente, Bradley-Peck es “invisible”, si se puede decir con ese significado, porque él está actuando tras una identidad falsa que no deja reconocer la suya propia y verdadera. Es decir, actúa bajo una capa invisibilidad, y disfraza, aunque todo sea en clave ligera y bienintencionada, sus verdaderas intenciones.