lunes, 14 de junio de 2021

FUEGO PERSA, PERSIAN FIRE: THE FIRST WORLD EMPIRE. O "Y HERODOTO TENÍA RAZÓN"

     En algún lado, seguro que erróneamente, que la campaña de Jerjes sobre Grecia, más en concreto, contra Atenas y Esparta, había sido unas escaramuzas de las tantas que tenía un enorme,  mundial, como reza el subtítulo de esta obra, unas campañas de las muchas otras que tendrían, allá en los confines del imperio. que, por lo tanto, su fracasado final apenas había tenido repercusión y así se reflejaba en las fuentes persas donde apenas se aludía a ellas.


    Pero no sé dónde leí esto, y si, en verdad, lo leí. De cualquier forma, por si había algún asomo de duda, por si fenómenos populares como la película 300, o por si, sobre todo, las consideradas desde siempre exageraciones de la principal fuente griega, Herodoto, fueran eso, exageraciones, esta lectura viene, desde luego, a poner las cosas, así de convincente es, en su justo sitio.

    Así, aquellas exageraciones de que cuando se paraba el ejército de Jerjes a la vera de un río a refrescarse, en un momento lo secaban, aunque fuese una noticia fabulosa, ya no lo parece tanto. 

    Es que, tal como nos presenta los hechos el autor del libro, Tom Holland, la intendencia necesaria para llevar adelante una campaña y un ejército de tal magnitud era tan formidable que en verdad sólo un gran imperio, una gran administración, una eficiente burocracia, y en esos momentos ésta sólo podía ser la persa, lo podía llevar a cabo.

    Y así, otras muchas y muchísimas cosas, de tal manera que aquella marchamo de exageración con el que se colgaba a la obra del historiador quizás se quedase corta.

    Pues otra cosa que destaca este autor, y que en las lecturas antañonas de uno, poco veía reflejadas, y aún hoy todavía, la campaña militar persa, amén de ser extraordinaria, iba voceada y acompañada por otro extraordinario movimiento de propaganda, terrible, atemorizadora e intimidatoria. Toda ella con la intención de crear tal estado de ánimo y opinión en las polis helenas, que no les quedase otro remedio que aceptar la sumisión y entregar la tierra y el agua, eso que los persas les proponían en modo simbólico como ritual de sometimiento.

    Y, en verdad, aquella visión teológica que presenta la historia de Heródoto, el fin y fracaso persa debido, entre otras pero como causa última y final, (y propia también del pensamiento de la época Arcaica que ya tocaba a su fin),  esta causa última tenía su origen en la hybris del gobernante persa, al querer sobrepasar los límites establecidos por los dioses. 

    El caso que ejemplifica el historiador es el puente del Helesponto, la unión por medio de pontones de los dos continentes, Asia y Europa, separados por los dioses y la geografía sagrada de las fronteras. en este libro también hallamos su respuesta y contrapartida persa.

    Pues, y esto tampoco estaba en aquellos libros de historia que repasaba uno, de base descriptiva y política,  de hace años, la campaña de Jerjes contra Grecia, aparte de las deseos de revancha contra Atenas y Esparta, iba cargada de una fuerte inspiración religiosa, que este libro pone de manifiesto. La campaña estaba inspirada en esta su divinidad que gustaba de estar ausente, Ahura Mazda, a la que simbólicamente llevaba en un carro vacío. De tal manera que la invasión se plantea también, ¿y cómo no iba a ser, desde luego, de otra manera? sólo que uno se da cuenta ahora con esta lecture, esto es, que la campaña, es decir, Jerjes, haciendo lo que el primero lo había hecho, en este caso el primero conocido, el original que se atrevió a dar el paso y entrevió las infinitas posibilidades que otorgaba la religión enredada, relacionada, unida al poder imperial, la potencialidad  enorme que esto ofrecía, quien primero lo hizo, y hasta la fecha, fue Ciro. Quien siguió con la maniobra fue su sucesor y pariente, Darío.



    Y, finalmente, Jerjes seguía la acertada estela de sus predecesores. La campaña griega era una campaña, amén de militar, una campaña contra la Mentira, así, en mayúscula, como decía Ahura Mazda. La Verdad estaba en posesión suya, de su parte. Ahora había que derrotar a la Mentira, que se personificaba en los helenos.

Ahura Mazda
Y ¡qué helenos! ¡Qué personajes estos, que tenían un panteón de dioses a cual más tramposo, infiel y fullero! Y, además y por si fuera poco, con sus filósofos jonios cuestionando la divinidad y majestad de elementos como el sol y los astros, a quienes su corte de magos milenarios llevaba observando y empleando para predecir las fuerzas del destino de todo aquello que se movía sobre la faz de la tierra.

    Pero, a lo que íbamos, esta aparentemente mole de imperio, sí, aquella que se desmoronó, eso pareció, como la URSS, cual castillo de naipes cuando el macedonio campeó por sus tierras, ese inmenso imperio, ese gigantes que se decía de pies de barro, resultaba que no lo era tanto, al menos no entonces.

    Así no cansa de repetirlo Holland, y ya en su cabecera lo expresa, en el subtítulo del libro, el primer imperio mundial.

    Pues mucjho de lo que luego veremos con los macedonios y con el gran imperio romano, ya estaba en sus inicios cuando Ciro creó el imperio persa a partir de su humilde pueblo persa, indoeuropeos, pastores de caballos. Se hace de repente con las tierras de Mesopotamia, Elam, Assur, y continua hacia Egipto, por una lado, y Bactriana, Sogdiana y aquellas tierras alejada hasta topar con el Indo. Muchas cosas que veremos en la historia de Alejandro, Cesar, de los sus expansiones e imperios respectivos, ya estaban en origen en el imperio persa.

    Un imperio multiétnico, con una gran burocracia,...

    No, era, pues ese gigante con pies y estructura de barro. Bien al contrario, era una eficacísima y potente maquinaria de administración imperial y militar.



    La campaña de Jerjes utiliza, ya lo decimos, la exageración, los espías, deja escapar a los propios espías griegos, tres,  para que lleguen, atemorizados, a sus tierras a contar la magnitud de lo que habían visto.

    Por eso, la campaña se organiza, también y al mismo tiempo, con golpes de efecto sonados que no dejen duda de que quien o quienes se acercan son la potencia mundial, el mundo entero, contra Grecia.

    De ahí ala salvajada cruel del hijo de Pitio para no dejar que corran rumores nefastos sobre esta majestuosa campaña.

    Por todos lados, y en la misma Grecia, se tienen que dar cuenta y advertir de que solo un mundo y un personaje es capaz de llegar y realizar todo o que ese está haciendo. Sí, el imperio persa, y a su cabeza, el "Rey de Reyes" (Rey de los persas, rey de los medos, rey de Babilonia y Egipto, de ahí su nombre).

    De ahí también esa crueldad gratuita que a uno le parecía y con la que se remarcaba el carácter déspota de los orientales, con esos sacrificios crudos y sanguinarios, el del hio de Pitio. Luego, también, el de los ingenieros

    Ejecuciones ellas que nos recuerdan las viñetas hiperrealista del cómic 300 y las igualmente retocadas de la película, con los persas demostrando ese ejercicio despótico e injusto de poder que le es tópicamente atribuido.

    Así, como decíamos antes de perder el hilo, el aparato de propaganda del alto mando persa, así lo dice Holland, y muy atinadamente, y, además, que esto no estaba en aquellos libros antañones, el aparato propagandístico era el causante de todas esas hiperbólicas rumores amén... eso por un lado.

    Por el otro y en el mismo nivel, el que Jerjes quería demostrar a aquellas pequeñas polis y , en verdad, al mundo entero, en su concepción geográfica, que quien pisaba aquella senda y aquellos lugares era en verdad, el único que podía hacerlos, por poder, majestuosidad, dominio, señorío y respaldo religioso.

    Así, cuando el canal del Helesponto, donde sacrifican a un par de ingenieros, profesión peligrosa en todos los imperios, Jerjes ordenó ejecutar a unos de ellos. 

    El emperador Adriano, que ahora y con esto último de Jerjes, lo vemos el episodio en versión oriental despótica, esto es, la anécdota de que le clavó un cuchillo en el muslo a su arquitecto oficial, Apolodoro de Damasco

    Los pontones del Helesponto, o el canal del Atos, eso sí, lo que Heródoto consideraba hybris y la crítica una versión sesgada de tinte religioso, pues es que, en verdad, lo era.

    Jerjes lo utiliza desde sus maquinaciones políticas y propagandísticas, quiere hacer ver que quién único puede hacer esa obras ingentes y extraordinarias, y sobrepujantes, es él, en representación de su formidable poder y con el respaldo de sus creencias religiosas.

    No hace los pontones solamente para cruzar el Helesponto. Y, por cierto, magnífica descripción recreada de la llanura de Abidos con todo ele ejército persa expectante para empezar el cruce.

    Claro, es que hasta ahora todo lo hemos visto desde la óptica griega.

    Aquí sólo interesaba las dudas de Esparta, la reunión de los griegos para afrontar la guerra, sus debates, la lucha de Temístocles y su audacia por construir una flota, etc.

    Pero, claro, nos quedábamos a la mitad. En el otro bando ...por eso esquilo si lo ve..., el cruce del Helesponto o el canal del monte Atos, son acontecimientos portentosos que el rey persa quiere dejar bien grabados en la mente y el espíritu de los griegos. No, nadie , eso es lo que importa, nadie puede hacer lo que él , el persa , está haciendo.

OTROS

CRIADORES DE CABALLOS.

    Persas y medos, de origen indoeuropeo, aposentados en los Zagros y  famosos, curioso, por ser criadores de caballos. De historia se sabe que los indoeuropeos, si no los introductores, si que fueron los que hicieron del caballo un elemento primordial de su cultura y simbología. Recordemos que en el Mediterráneo se rendía culto, entre otros, al buey, al torro. Así el símbolo máximo de Creta es el toro , representado en sus frescos; el propio Zeus se metamorfosea en este animal.

    Pero persas, y medos, son famosos también, como su origen indoeuropeo puede delatar, criadores de caballo.

    En esto que coincide con los epítetos formulares que los textos homéricos les atribuyen a los troyanos, entre otros, el de "criadores de caballos".

    Esto debe ser así por lo peculiar, llamativo y característico de estos pueblos frente a las costumbres típicas de los pueblos mediterráneos. Parece evidenciar así su otro origen, diverso del rol tradicional de los pueblos sureños. Habrá que verificarlo, de todas maneras.

    Curiosa coincidencia, pues, entre persas y troyanos en cuanto a lo de criadores de  caballos, epíteto que siglos antes que los persas ya llevaban los de Troya-Ilión.

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