martes, 4 de septiembre de 2018

BEREBERES CONTRA ROMA



¿TODA LA GAL...? Digooo ... ¿Toda la Mauritania Tingitana y Cesarea está conquistada? Toda no, un grupo de aguerridos , no galos, sino bereberes, resiste valientenmente al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de los campamentos allí en la Libia romana donde están instalados, podríamos seguir añadiendo...

Bereberes contra Roma, es untítulo digno de los célebres comienzos de los cómics de Asterix, si no fuera por la triste y violenta realidad histórica que siempre esconde la verdadera realidad de los hechos.

A modo casi de componer un rompecabeza, hilando fino y siempre con prevención, no dejandose llevar de hipótesis no contrastadas, este libro trata de poner una especie de estado de la cuestión, a estas alturas del tiempo, de la realidad histórica de los antiguos pobladores de las islas Canarias y la relación con el mayor imperio que los siglos antiguos habían visto.

Llama la atención, para un profano como un servidor, que lo que durante mucho tiempo había estado envuelto en la bruma de la leyenda y el mito, esto es, el oiegen de esa fantástica y legendaria raza de pobladores isleños, los guanches, ya lo hubieran visto y dicho, casi desde el principio, los primeros cronistas de las islas.
En ellos, Le Canarien, Espinosa, Gaspar de Frutuoso, Marín y Cubas, Abreu Galindo y Torriani, citando a los princpales, ya se decía que el origen de la antigua raza de los canarios estaba en las costas africanas de la Berbería.
Es verdad que a lo largo del tiempo, la falta de conocimiento, por un lado, y por otro, las ansias de no se sabe qué, a los primitivos habitantes de las islas los tuvieron relacionados con indoerupeos, emparentados con la tristemente feamosa raza aria; con fabulosos y misteriosos atlantes y, puestos ya en nello,  hasta con los seres vendidos de allenede los cielos.
Luego, los historiadores han ido poniendo las cosas en su sitio. pero, así y todo, llama la atención que una cosa que parece que acaba de descubrirse en los últimos tiempos después de sesudas investigaciones, ya lo tenían claro estos primeros cronistas, segúnn iban recogiendo testimonios de los mismosn  habitantes en el momento de la conquista y los tiempos que le sucedieron.

EL POBLAMIENTO
Por un lado, la tradición oral ya hablaba de que los que habían llegado a las islas por primera vez, lo habían sido traídos por otros (hay que suponer romanos) y a causa de la muerte o algún hecho grave ocurrido contra algún superior de ellos.
Por otra parte, se habla de un libro, en realidad que parece una novela de misterio de alto categoría, se habla de un libro, se dice, donde estaba referidas estas historias. El libro, del que solo se tienen referencias, estaba en la catedral de Santa Ana, parece ser que procedía de los mallorquines que estaban establecidos en la isla a lo largo del siglo XV. 
Este desconocido libro, decimos, llegó a pasar a manos del guanarteme de Gáldar quien, tras su entrega, lo dio a Pedro de Vera, conquistador de Gran Canaria, quien lo depositó finalmente en la iglesia. Y ya no se sabe nada más, pues no tenía portada ni contraportada, y al poco desapareció y no se han vuelto a tener noticias del mismo.
En este libro perdido, como en una buena novela de aventuras, ya se refería lo que otros cronistas contaban por otros medios, que los isleños habían sido traídos por otras gentes, como castigo por algo malo que habían hecho contra algunos superiores, y los habían abandonado en estas islas.

Así, como una buena novela, sobre todo en la segunda mittad del libro, se va hilando la historia del poblamiento y origen de los primeros pobladores de las islas con, quién lo iba a decir, la principal potencia de la antiguedad y la madre de Europa y la civilización occidental.

De golpe y porrazo, estas minúsculas, insignificantes y marginales islas, gracias a la labor de los historiadores, y al detallado relato que los profesores Tejera Gaspar y Alicia García van destejiendo y componiendo con los pocos y rebuscados datos que hay, de repente, decíamos, unos seres hasta ahora tan ailados de la civilización occidental, de Europa, resultaba que estaban directamente emparentados con los mayores señores de la antiguedad, con los principales referentes históricos de mundo romano y sus figuras..

Entonces, lo que hasta ahora parecían datos sueltos, por el trabajo de encaje de bolillos que van haciendo los autores, con una redacción didáctica, rica, incluso emocionante, dosificando los datos y las referencias a mediada que se necesitan, pero con una prosa elegante y atrayente, decíamos que estospocos datos que sabía uno, van adquiriendo tamaña significación una vez que todos empiezan a entra r en ese puzzle o rompecabeza sque fue el norte de áfrica y la conquista romana en el cambio de siglo.
Así, Juba II está íntimamente relacionado con el nuevo empereador Octavio ugusto, a quién sirve en repetidas ocasiones.
La romanización del norte de África también existió, además de las famosas Guerras Púnicas. Como se decía hasta no hace mucho, el sur también existe. Acostumbrados como estamos a oír hablar de los galos, Vercingetórix y Julio César, los orígenes latinos tardíos de Artorius o Arturo, las conquistas de la Dacia en las últimas novelas de Posteguillo, los britanos, Boudica, los pictos y el muro de Adriano, las Guerras Púnicas (aunque precisamente éstas ya nos tocaban un poco), y un largo etcétera, tan obnubilados estábamos antes tales hechos, historias y acontecimientos, que el humilde sur, que era también el mundo romano, hasta aqui también llegan los prejucicios, había quedado olvidado.
Con la excepción de Egipto, por mor de su milenaria y faraónica historia, a la que se le añadieron posteriormente las romanticas historias de César, Marco Antonio y Cleopatra, dramatizadas por Shakespeare más tarde.

También , es cierto, por la pérdida de información.

Pero llama la atención que el conflicto clave en la época de la República, el enfrentamietio entre las dos potencias del Mediterrámeo, Roma y Cartago, parece que se desarrolló, y así fue, en suelo de lo que hoy es Europa. Salvo la destrucción final, en el 146 aC., de Cartago, cuando se siembra sal y se destruye para siempre la nación enemiga.
Hasta aquí lo que era la historia oficial la legal, la que se veía desde el punto de vista imperial u mundial.
Pero a nivel local, esta misma fecha, la de la destrucción de Cartagomque también fue la de Corinto, el 146 aC., supuso ya un cambio radical en el mundo norteafricano, sus pueblos, etnias y modo de vida.

Tanto como lo fueron las Galias, Britania, Hispania o la Dacia, solo que ha pasado desapercibido.

De lo que se deduce de la lectura del libro, ya desde el mismo título tan llamativo como , pensamos, acertado, Bereberes contra Roma, la expansión de Roma por la zona norteafricana en su cara occidental y central fue una expansión dura, difícil, duradera en el tiempo, entre orras razones por lo extenso del territorio, las características montañosas y desérticas del territorio, la aguerrrida oposición que enfrentaron sus habitantes, pastores nómadas de toda esta zona, al control y dominio romano de la zona.

Nos faltaba un nombre para estos pueblos llamados genéricamente como bereberes, y allí tenóa,os a los ya coocidos como los númidas, los famosos jinetes que luchaban como mercenarios, unas veces a favor y otras en contra, de las legioenes romanas. Nombres legendarios y que aparecen en la historiografía romana más importante, como Masinisa o el mismisimo Yugurta, de repente, surgían con un perfil nuevo, entroncados en la tradición cultural de su pueblo, su relación con los romanos y, de refilón, con los supuestos anepasados de los hoy moradores de estas islas sobrexplotadas..
De todos estos numidas, había otros llamados gétulos y, además, aquellos famosos por ser citados como referente geográfico, los garamantes, todos eran pueblos que pertenecían a la misma y extensa poblaciones bereberes que ocupaban la zona norte africana.
Y también, en aquellos que nos toca en relación a los primitivos guanches y canarios, pues parece que los primitivos pobladores procedían de alli.

LAS LENGUAS CORTADAS, LEYENDA ERUDITA O VERDAD ORAL HISTÓRICA.
DON JUAN ÁLVAREZ

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