EL FINAL
El final de Espartaco el mensaje de la película, la lucha contra la explotación del hombre sobre el hombre a través de todos los tiempos. Varinia le muestra a su hijo y le dice que ha nacido libre. En Gladiator, Máximo ha logrado terminar con Cómodo en la arena del anfiteatro, y con él su reinado de terror. Roma volverá a ser una república y recuperará los ideales de grandeza que siempre tuvo. Él, por su parte, se reencontrará con su familia en el más allá, el lugar donde ha querido estar desde el principio de su historia.
Como una buena novela bizantina, el
final dramático de Gladiator tiene
lugar ante un público numeroso y con el anfiteatro como lugar de excepción. Los
finales felices de las novelas bizantinas ocurren en lugares públicos y
concurridos y ante una multitud congregada de gentes que celebran el happy end
de la historia.
En este caso, el escenario no puede
ser más famoso, el propio Coliseo de Roma, y la multitud congregada reúne al
público general que ha asistido a los espectáculos, y a los personajes más
cercanos a Máximo. Ante su cuerpo moribundo se encuentra, en primer lugar,
Lucila, quien es la última en despedir y darle paz al gladiador. También vemos
a Juba, el senador Graco, ...
Es el senador Graco quién lanza una
invocación al público, pidiendo que ayuden a llevar el cuerpo de un hombre
bueno.
Juba será quien de la sepultura
final a las figurillas representativas de la familia de Máximo. Despedirá la
película con esa frase que ha dicho en otra ocasión a Máximo, nos veremos en el
más allá, pero aún no, aún no.
Lucila serena a Máximo diciéndole
que ya va a reunirse con los suyos, ese dolor que llevaba guardado el gladiador
desde que le arrancaron la vida a su familia. Eso parece proporcionarle la paz
necesaria a Máximo. En un último esfuerzo, donde sigue revelando su calidad de
hombre bueno, de vir bonus, pregunta por sus soldados y gladiadores, y por
Lucio, el hijo de Lucila. Con la respuesta que recibe parece finalmente
alcanzar el sosiego necesario para enfrentar el último viaje.
En cambio, el final de Espartaco es el de una ilusión
futura pero aquí en la tierra. Varinia le enseña a su recién nacido y le dice
las palabras “será libre, libre”. Al final, la lucha aun fracasada, de la
revuelta de esclavos, ha conseguido el éxito, menor por un lado, pero de enorme
alcance por su valor simbólico. De unos esclavos ha nacido un ser que será libre,
no estará sometido a otro hombre, alcanzará la dicha y la felicidad por el mero
hecho de ser un ser humano, el mensaje fraternal y universal que nos quiere
manifestar la película.
Gladiator,
por su parte, deja de lado esta lucha social contra la esclavitud y se desenvuelve
por los terrenos más personales de las creencias de los individuos y de los
sentimientos más cercanos. Pero Máximo ha luchado como un héroe, y su esfuerzo
ha sido coronado por el éxito, ha derrotado al terrible Cómodo y a su régimen
de terror y opresión. Roma volverá a ser una república y podrá recobrar sus
ideales de grandeza, los que quiso Marco Aurelio que salvaguardara.
La idea de la grandeza de Roma como
un lugar de orden y justicia social se alza como lo más importante, frente al
mensaje más universal y solidario de Espartaco, la lucha contra la esclavitud y
contra la explotación del hombre por el
hombre a través de todos los tiempos.
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