viernes, 18 de marzo de 2016

ëpica y western

Veía esta tarde, de pasada y por un ratito mientras descansaba un poco, uno de los westerns clásicos más populares, El Dorado, de Howard Hawks. Ya lo había cogido a poco de comenzar, en el momento en que el pistolero Cole Thorton (John Wayne) se acerca al rancho de los McDonalds, unos humildes granjeros en lucha contra los caciques que que quieren arrebatarles sus tierras. Thorton llega con el cadáver de uno de los  hijos de McDonald, al que ha matado en legítima defensa, atado a lomos de un caballo. 
Una vez frente al padre, le manifiesta lo ocurrido, cómo ha sido la muere de su hijo, el cual es retirado rápidamente por las mujeres de la familia. McDonald acepta la versión del pistolero como si existiera un pacto tácito entre caballeros. Sólo la impulsiva hija de éste, Joey, verdadera amazona de la película, intenta dispararle, pero enseguida es reprimida por otro de sus hermanos de forma tajante, "deja que esto lo solucione padre" o algo así le dice.



Luego seguía la película, pero me recordó este fragmento, mutatis mutandis y con  todas las salvedades y diferencias del mundo entre una obra de corte popular como es el western, y los poemas épicos griegos, esto es, que esta escena, salvando las distancias, me recordó, aunque sea un poco superficial decirlo, a la escena de la conversación entre Príamo y Aquiles.
 Evidentemente aquí no tiene el elevado contenido trágico que se manifiesta el la obra griega, y que en algún sentido es el auténtico broche final que casi podemos decir que da sentido a toda la Ilíada y a todo el sentimiento épico trágico que incluye la obra, una reflexión profunda sobre las desgracias de la guerra. Así se puede ver en uno de los últimos libros publicados sobre esta obra.
Es obvio que no hay nada de eso, el western es una obra de alcance más ligero y que quiere llegar a un gran número de espectadores sin elevar un mensaje que cale tan hondo como el de la épica griega. Sin embargo, escenas como esta revelan cierta imitación a estos modelos de la épica griega y de todos los tiempos.
En este caso, el motivo de la entrega del cadáver de un hijo a su padre por parte del propio asesino del mismo, y la aceptación resignada por parte del padre, dentro de un cierto código de conducta que respeta al enemigo incluso en los momentos tan dolorosos como es el de aceptar tan desgraciada noticia.
La escena en sí tiene un tono dramático, como es evidente por lo que se está tratando. No alcanza el nivel de la épica `pues allí el enfrentamiento y la muerte final es la de uno de los grandes héroes de la guerra. Aquí es sólo un chiquillo, como el propio Thorton le dice al padre y le culpa en parte de ello: "ha enviado usted a un chiquillo a hacer el trabajo de un hombre". McDonald acepta lo que le dice y es capaz de darle las gracias por traer a su hijo. Estamos otra vez ante este código ético invisible que los protagonistas reconocen aceptar por encima de sus enemistades y las muertes. 
"... pero eso no los consolorá", termina por decirle Thorton en el momento de marcharse, en una muestra también de dolor y sentimiento de compasión por lo sucedido. Poco después, una vez llegado al pueblo, el propio Thorton no podrá seguir por más tiempo en el pueblo. Las Erinias, los remordimientos por haber matado a un joven, aunque fuese de forma involuntaria, hacen que abandone por un tiempo la ciudad, a sus amigos y a una futura vida en pareja con cierta pareja suya. Aqúí volvemos a encontrar este tema clásico tan repetido en los mitos y las leyendas clásicas, la muerte fortuita de un familiar o un amigo, y los consiguientes remordimientos que obligan al personaje a buscar otros lugares y darse un tiempo hasta que se pasa la pena y el dolor.
Aunque sea en una obra ligera y de corte popular, vemos que algunas situaciones y las conductas de los personajes, sin alcanzar la profundidad de la épica, mantiene una cierta similitud en lugares comunes, tópicos y personajes.

La verdad es que comparar estas dos escenas es muy superficial, ya hemos dicho la diferencia de altura dramática entre uno y otro. Además, en un caso es el propio pistolero quien entrega el cadáver, en el otro es el dolorido padre quien suplica que le devuelvan el cadáver de su querido para darle las debidas honras fúnebres. nada de esto hay en el western, el mundo del más allá, las honras fúnebres, el sentimiento religioso, queda fuera, apartado, no se menciona. como decimos, el conflicto religioso no existe en el fim, mientras que en la épica todo gira en torno a ella. Pero quedemonos con los aspectos superficiales en que hay ciertos parecido y dejemos las grandes diferencias por un momento a un lado.
En este sentido, la granja de los McDonalds parece que los roles están perfectament asignados, es a las mujeres a las que corresponde velar por el cuerpo, mientras que el jefe del clan mantienen una actitud hasta insensible ante la noticia de la muerte. Aunque bien es cierto que el cuerpo ya está entre ellos para darle las debidas honras.




LOS DUELOS SINGULARES
Aunque sea ya repetitivo, uno de los momentos clásicos de los westerns, y de todas las películas de acción, herencia de los combates épicos, son los duelos singulares. Éstos han de realizarse, claro está, ante un público expectante, el cual reproduce, en cierta manera, a los espectodres mismos que estamos viendo el film. Uno muy famosos es el combate o la disputa en el interior del bar-saloon o la taberna de la ciudad. En otras ocasiones el combate singular es a lo largo de la vía principal de la ciudad.
Aquí dejamos uno de los duelos singulares que hay en la película.



Dejamos también dos versiones de la banda sonora del film.




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