¿NO ME ESTARÉ EXCEDIENDO CON ESAS SEMEJANZAS?
El periodista detienen por un momento su exasperante y descontrolado monólogo, ése que lo ha llevado hasta desplazarse por el espacio y el tiempo dos mil quinientos años atrás, hacia el lugar de Áulide.
Se pregunta, pues, si Ddesvaría,
¿No me estaré excediendo con esas semejanzas?
Y sigue, tratando de desmontar todo el andamiaje que ha montado hasta ahora:
¿No se trataría en realidad de algo mucho más sencillo, un cambio de actitud que adoptan no pocas muchachas de buena familia en los momentos previos a la formalización del compromiso?
Y, un paso más en este relato en el que literatura y metaliteratura, teoría literaria, intertextualidad y tantas otras cosas teórico-creativas se encuentran entrelazadas en este relato, expone a la luz ya cuestiones de crítica literaria que pueden estar afectando a este su monólogo interno, pues, periodista y personaje en posesión de cierta cultura el mismo,
… había tramado toda una analogía y llevado esta a su tensión más extrema, a semejanza de ciertos poetas jóvenes que, después de concebir trabajosamente una figura poética, …, erigían sobre su base toda una pieza literaria cuyos fundamentos, sin embargo, se hundían sencillamente en la arena.
¡¡¡“SUZANA, HIJA DE AGAMENÓN”!!!
El protagonista-narrador se detiene en su alocado flujo de pensamientos. De repente, es capaz de salirse de la tensión emocional en la que se encuentra, esa analogía entre Suzana e Ifigenia que ahora le parece un desatino, y reconocer el extremo desvarío al que ha podido llegar.
Nunca habría podido imaginar que el repentino parecido entre Suzana e Ifigenia se desarrollara en el interior de mi mente hasta establecer una plena identificación.
Hasta tal punto, confiesa su turbación, que no se hubiera extrañado de que su amante Suzana hubiera pasado a ser la hija del rey de Micenas:
… si hubiera oído en la radio … frases del tipo “Suzana, la hija de Agamenón”, me habría parecido lo más natural del mundo.
Y continúa, uno de los rasgos del relato, revelando la construcción de su pensamiento y, otra vez en clave de metaliteratura, expone conscientemente cómo ha construido el propio relato.
Esto es, que éste lo había confeccionado, completado y narrado, introduciendo a Agamenón, las tensiones en el ejército de Áulide, el afianzamiento del poder, …, que constituía la leyenda mítica de Ifigenia. Todo ello, pues, a partir de esa analogía entre su amante y la hija del rey aqueo.
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