LA "ANOMALÍA" ARISTOTÉLICA DE IFIGENIA, EXPLICADA EN LA HIJA DE AGAMENÓN.
Uno de los temas recurrentes desde que se estrenó Ifigenia en Áulide lo estableció el sabio Aristóteles en su papel de crítico y teórico literario. Para el filósofo, y así lo llama, existe una "anomalía" en el personaje de Ifigenia.
¿De qué se trata esta falta de congruencia en el personaje? Según Aristóteles, Ifigenia experimenta un brusco cambio de conducta, en breve tiempo, y sin una explicación convincente. Es decir, pasa de forma brusca de ser una víctima que pide clemencia por su vida, a convertirse en una heroína para toda la Hélade.
Desde el instante en que la joven sabe su destino funesto, clama por su vida. Ifigenia, sobre todo, se muestra desgarrada por la atrocidad que va a suceder, y aferrada a la supervivencia, le suplica a su padre de forma desgarrada.
Pero, en un segundo momento, se produce un cambio repentino, esa anomalía, y pasa a aceptar su sacrificio como heroína para los aqueos.
Con posterioridad, otros muchos autores han matizado esta postura de Aristóteles sobre Ifigenia, la ven bien justificada y coherente, y no siguen las observaciones del maestro griego.
En La hija de A. (en El Sucesor sí se describe el rechazo de Suzana) de Kadaré, el paso está ya asumido por la joven. Suzana tiene bien claro que debe apoyar a su padre en su carrera y, por lo tanto, sacrificar su amor por su amante. Hay una connivencia entre el político y padre suyo, remedo de Agamenón, y ella, Suzana, en el rol de Ifigenia.
No se producen las escenas desgarradoras de Ifigenia, y de Clitemnestra también, clamando por su joven e inocente vida, y denostando al rey. (En El Sucesor, como decimos, sí).
... La carrera de su padre progresaba cada día que pasaba... , en el último pleno del Comité Central, papá había vuelto a ascender... Era evidente que ella debía reconsiderar su modo de vida, su vestimenta, sus amistades... De lo contrario, le perjudicaría.
—¿Ha sido él quien te ha pedido eso (aún no sabía qué nombre ponerle) o se te ha ocurrido a ti misma?
—Fue él —respondió poco después—. Pero...
—¿Pero qué?
—Cuando me lo explicó, yo estuve de acuerdo con él.
—¿Ah, sí?
Parece que el "sacrificio" nace directamente de Suzana, sin que nadie se lo diga, aunque es evidente que la presión la induce a ello.
Ifigenia, por su parte, en las alturas dramáticas de la tragedia clásica, con riesgo funesto de su vida, acepta un sacrificio como una verdadera mártir crsitiana, e implora su ritual.... papá había vuelto a ascender... Era evidente que ella debía reconsiderar su modo de vida, su vestimenta, sus amistades... De lo contrario, le perjudicaría...
δίδωμι σῶμα τοὐμὸν Ἑλλάδι.
θύετ᾽, ἐκπορθεῖτε Τροίαν.
Entrego mi cuerpo a Grecia. Sacrificadme, arrasad Troya. .
SUZANA EXPLICA LA "ANOMALÍA" EN CLAVE TOTALITARIA.
No es precisamente en La hija de A., sino en la continuación, El Sucesor, donde se reviven las situaciones de la tragedia de Eurípides también. Por una parte, se nos explica, en clave totalitaria, las razones, ausentes, según Aristóteles, del cambio brusco de postura de Suzana-Ifigenia. Por otro, que veremos después, se nos presenta, como no en La hija de A., las tribulaciones y sufrimiento personal que conlleva detentar el poder, por muy autosuficiente y todopoderoso que éste sea.
Como decíamos anteriormente, Suzana, la hija del Sucesor, tenía relaciones con el periodista protagonista. Resulta que éste ya estaba comprometido, por lo que la situación era delicada. En estos momentos de auge del Sucesor, se descubre la delicada relación. Es entonces la madre de Suzana, innombrada como todos los personajes aquí, al contrario que la impulsiva Clitemnestra de la tragedia, la que la fuerza a romper la relación.
"... su vínculo se descubrió. Era precisamente la época en que su padre estaba en trance de ser oficialmente designado Sucesor... En términos tajantes, ..., su madre le reclamó la ruptura inmediata ... De lo contrario, nos veremos obligados a internar a tu amante en compañía de toda su parentela." (El Sucesor)
En clave de purgas (internamiento del amante y la familia) en un régimen totalitario, en la Albania de los ochenta que no se cita, la presión familiar y ambiental para que la joven se sacrifique en aras de un bien común y colectivo, el ascenso político de su progenitor, se manifiesta aquí del mismo modo que en la tragedia clásica de Eurípides.
Ya no es la expedición de Troya, sino la salvaguarda del proyecto político encarnado en el personaje del padre, el Sucesor, lo que promueve, hipócritamente, claro es, el sacrificio de la joven.
Y la clara y manifiesta amenaza, ante la cual se rebela la joven Suzana, es la depuración y confinamiento de su amante. Ésta sí que le parecería al filósofo de la Academia razón suficiente para explicar su anomalía.
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