viernes, 22 de agosto de 2025
lunes, 11 de agosto de 2025
Los misterios de la hermana Boniface, Parisátide y Plutarco.
Medio adormilado que estábamos por la conjunción de calima, altas temperaturas, hasta el extremo de declarar la primera alerta térmica en el archipiélago, acertamos a ver con los ojos entrecerrados de la modorra algunos pasajes de esta en principio simpática serie, protagonizada por una monja curiosona e inteligente, ayudada de un inspector de policía o detective.
La serie lleva por título el nombre de la entrometida sor, la monja Boniface.
Precisamente lo que me llamó la atención es que apareciera el nombre de Plutarco mencionado varias veces, que se mostrara un volumen de sus Vidas Paralelas, y, sobre todo, y aquí vamos a hacer spoiler, que la clave del crimen que se investiga radicaba en el malentendido de una palabra.
La palabra en cuestión por la que, según la pista, era parásito. Pero una revisión por parte de la monja Boniface, descubría que no era tal la palabra, sino otra similar, un casi helenismo, en este caso un nombre propio.
El tal nombre es la helenización de un nombre de origen no griego, sino persa, Parisátide.
Según dice la monja, en el discurrir para la resolución del caso, es un personaje del mundo clásico, famosa por ser una envenenadora.
Y, efectivamente, mirando por la red, y creo que ya alguna vez nos había salido algo del tal personaje, en relación al enfrentamiento histórico entre Alejandro y Darío III, sí, efectivamente,
Según la wiki, Parisátide era hija bastarda del Gran Rey Artajerjes I, y Andia.
Hermanastra de los sucesores, Jerjes y Darío, se casa con este último, que reina como Darío II.
Mujer de gran personalidad, su influencia se hacía notar en el rey.
Tras la muerte de su marido, se vio envuelta en las intrigas por la sucesión entre sus hijos Artajerjes II y Ciero el Joven, por el que toma partido.
Este episodio es el núcleo de la Anábasis, del gran polígrafo Jenofonte, que participa como mercenario luchando por Ciro, y siendo derrotado en Cunaxa por su hermano.
La última noticia que cita la wiki es que fue apartada de la corte por envenenar a su nuera.
Éste, pues, debe ser el motivo de la fama de envenenadora que tenía la reina, y a la que hace alusión la trama de la serie de la monja Boniface.
Hay otra Parisátide, hija de Darío III, y que se desposa, entre otras, con Alejandro para asegurar la legitimación en el trono del macedonio. Su final sucede entre las disputas por la sucesión a la muerte del rey macedonio.
El libro de Plutarco a que se hace referencia en el capítulo es precisamente las biografía de Artajerjes, en la serie de Vidas paralelas de Plutarco, Artajerjes y Arato.
Todo esto si, con las prisas, no nos hemos equivocado.
Las imágenes del tráiler de arriba pertenecen precisamente a este capítulo de la serie en que aparece lo que venimos comentando, los nombres de Plutarco y Parisátide, referencias del mundo antiguo, en clave y en la trama de una serie televisiva de crímenes y acertijos, La monja Boniface.
Aquí se encuentra en wikisource el texto greigo Plutarco, Artajerjes.
Nota: además de esta referencia al mundo clásico de Parisátide, tenemos otra, referida al nombre de una de los principales sospechosos. Nada menos que Electra, el nombre del personaje del ciclo de la casa de los Atridas, y protagonista de tres tragedias clásicas, el único caso conservado, en que la historia de un personaje la hemos conservado en la diferente versión que ofrecen los tres dramaturgos clásicos, Esquilo, Sófocles y Eurípides.
sábado, 12 de julio de 2025
ATENEA, LA AURIGA INVISIBLE.
TEOMAQUIA DE DIOMEDES vs. EL DIOS ARES: ATENEA, LA AURIGA INVISIBLE.
Diomedes, subido en carro y acompañado de Atenea, de auriga, atacan al dios Ares (Flaxman).
El tercer fragmento de esta breve selección de combates de carros y aurigas corresponde a una teomaquia, cosa tan sorprendente e insólita, como típica y característica de la épica homérica.
En este caso seguimos, como hemos visto a los largo de este canto V, con el propio Diomedes y de su principalía. Ésta es, además, su segunda teomaquia, pues ya antes se había enfrentado y avasallado a la mismísima Venus Afrodita.
En este caso, el guerrero va a estar apoyado por la diosa protectora de los aquellos y dánaos, la astuta Atenea. Pues ésta, irritada contra su par divino porque sin avisar, combatía en apoyo de los teucros, lo enardece y anima para que se enfrente al mismísimo dios de la guerra.
Una vez convencido el guerrero de luchar contra el dios Ares, Atenea coge el lugar del auriga Esténelo, y ella misma conduce el carro hacia donde combate el dios de la guerra.
ὣς φαμένη Σθένελον μὲν ἀφ' ἵππων ὦσε χαμᾶζε, 835
χειρὶ πάλιν ἐρύσασ', ὃ δ' ἄρ' ἐμμαπέως ἀπόρουσεν:
ἣ δ' ἐς δίφρον ἔβαινε παραὶ ∆ιομήδεα δῖον
ἐμμεμαυῖα θεά: …
Así dijo, y a Esténelo asió de la mano y le hizo
apearse del carro del cual saltó a tierra al momento.
Y la diosa, impaciente, montó y en él púsose al lado
del divino Diomedes;
Estéleno vendando el dedo herido de Diomedes, ánfora calcídica c. 550 a. C.
Nota aparte, que deberíamos haber comentado antes, sobre Esténelo de Argos, Σθένελον, quién es este conmilitón de Diomedes, que aparece en segundo plano y desde luego no es casi conocido. Por lo que hemos visto de primera impresión, no figura como tal auriga, es claro, sino como un guerrero más de la élite militar argiva. Ya hemos visto lo mismo cuando Pándaro y Eneas deciden quién ha de conducir el carro.
Era rey de Argos, hijo de cierto Capaneo y de Evadne. Antes de Troya, ya había luchado contra Tebas. Por si fuera poco, es uno de los que se introdujo en el caballo para asaltar Troya con la estratagema. Junto con Diomedes, reinaron en Argos finalizada la guerra.
Por lo tanto, si aparece como auriga no quiere decir que sea ésa su función ni mucho menos, aunque es claro que en este canto V, el de Diomedes, aparece casi como su fiel escudero, no siéndolo.
Pues bien, tras este pequeño paréntesis, volvemos al solar de Troya, y en este momento vemos a la venerable diosa de ojos de lechuza guiando los briosos corceles μώνυχας ἵππους del carro con destreza connatural, tomando las riendas ἡνία y el látigo μάστιγα:
λάζετο δὲ μάστιγα καὶ ἡνία Παλλὰς Ἀθήνη: 840
αὐτίκ' ἐπ' Ἄρηϊ πρώτῳ ἔχε μώνυχας ἵππους.
Ya cogidas las riendas y el látigo Palas Atena
los caballos de cascos potentes guió sobre Ares
La diosa auriga, de todas formas, se camufla con el casco de la invisibilidad de hades, éste sí que un perfecto auriga, para que su par divino no la reconozca,
… αὐτὰρ Ἀθήνη
δῦν' Ἄϊδος κυνέην, μή μιν ἴδοι ὄβριμος Ἄρης. 845
… y Atena
púsose el casco de Hades de modo que el dios no la viese.
Una vez Ares se percata de la llegada del argivo, se encara y sin mediar palabra, le arroja la broncínea lanza ἔγχεϊ χαλκείῳ salvajemente sobre el carro donde se encuentra.
οἳ δ' ὅτε δὴ σχεδὸν ἦσαν ἐπ' ἀλλήλοισιν ἰόντες, 850
πρόσθεν Ἄρης ὠρέξαθ' ὑπὲρ ζυγὸν ἡνία θ' ἵππων
ἔγχεϊ χαλκείῳ μεμαὼς ἀπὸ θυμὸν ἑλέσθαι:
Cuando a corta distancia se hallaron el uno del otro,
por encima del yugo y las riendas, ansiando matarlo,
de los dos, lanzó Ares primero la lanza de bronce,
Por algo la diosa había convencido a Diomedes para que combatiera contra el dios. Y, en seguida, como hemos visto la intervención divina en otros lances, desvía el rumbo de la lanza de Ares.
En este caso, la lanza se pierde sin herir e impactar en nadie más.
καὶ τό γε χειρὶ λαβοῦσα θεὰ γλαυκῶπις Ἀθήνη
ὦσεν ὑπὲκ δίφροιο ἐτώσιον ἀϊχθῆναι.
mas Atena, la diosa de claras pupilas, cogiéndola
y apartándola lejos del carro hizo vano su tiro.
Es el momento de la réplica del argivo, éste le arrojará la lanza ἔγχεϊ χαλκείῳ, δόρυ, inclinándose sobre el carro, que, guiada por la diosa, hiere al dios .
En esta colorida recreación, Diomedes arroja la lanza;
en la reproducción de Flaxmann, parece ocurrir lo mismo.
δεύτερος αὖθ' ὡρμᾶτο βοὴν ἀγαθὸς ∆ιομήδης 855
ἔγχεϊ χαλκείῳ: ἐπέρεισε δὲ Παλλὰς Ἀθήνη
νείατον ἐς κενεῶνα ὅθι ζωννύσκετο μίτρῃ:
τῇ ῥά μιν οὖτα τυχών, διὰ δὲ χρόα καλὸν ἔδαψεν,
ἐκ δὲ δόρυ σπάσεν αὖτις:
A su vez inclinado, el de grito potente Diomedes,
lanzó entonces la pica de bronce y la diosa Atenea
la guió al bajo vientre, al lugar que ceñíale el cinto;
le hirió en él, desgarró el bello cutis y luego la pica
retiró.
El belicoso dios, herido dolorosamente, lanza un bramido gigantesco de dolor, y se escabulle del combate rumbo a los cielos protectores, cosa insólita, sino es que sabemos que la diosa palas estaba actuando en medio de aquella lid.
En este espectacular escena, nada menos que la poderosa hija de Zeus, la tritogenia Atenea, hace de auriga, pero, además de llevar el carro y las riendas, no se muestra, permanece invisible y desde esa situación, controla el combate. Hace errar la lanza de Ares y, en cambio, dirige certeramente la que arroja Diomedes e hiere peligrosamente al propio dios Ares.
Es, por lo tanto, el caso de un auriga divino, la diosa Atenea, invisible además por el casco que porta, y además, controla la suerte de la lid con sus facultades.
Es el guerrero a pie, en este caso, a diferencia de otros en que no, el que resulta herido y tienen que retirarse del combate. La superioridad de luchas en el carro parece que, por alguna vez, tienen tal posibilidad de ventaja.
miércoles, 9 de julio de 2025
SALVAR AL SOLDADO RYAN EN LA ILÍADA
IL., CANTO V, vv. 1-29: SALVAR AL SOLDADO RYAN EN LA ILÍADA.


HACE YA TIEMPO, Y DE PASADA, HICIMOS UNA ENTRADA SOBRE el tópico literario, muy conocido por el latino Horacio, Dulce et cecorus est pro patria mori.
Como se sabe, éste lema es una versión de los versos animosos de los poetas espartanos que insuflaban ánimos a los guerreros a darlo todo por Laconia y Esparta.
El verso al que nos referimos era similar, τεθνὰμενοι γὰρ καλόν, una traslación, en verdad, al del casi legendario poeta Tirteo.
Pues bien, hace poco, también de casualidad, mrando cosas sobre los combates de guerreros contra carros y los aurigas en el Canto V de la magna épica de la Ilíada, encontramos, creemos, otro lema que bien se podría apñlicar también al épico y excelente film de S. Spielberg, Salvar al soldado Ryan.
Hagamos una pequeña introducción, de todas formas, a este Canto V..
Al comienzo, nada más empezar el canto V de la Ilíada, el héroe aqueo DIOMEDES se enfrenta a los hijos de Dares, cierto troyano, FEGEO e IDEO, que luchan subido a un carro.
Atenea protege y estimula a Diomedes en la continuación de este combate, ἔνθ' αὖ Τυδεί̈δῃ ∆ιομήδεϊ Παλλὰς Ἀθήνη δῶκε μένος καὶ θάρσος Entonces Palas Atenea infundió valor y audacia, …, empezado desde antes e interrumpido por duelos singulares.
Diomedes combate a pie, como parece ser usual en él, y va derrotando y arramblando con cuantos le salen al paso.
Los hijos del troyano Dares, Fegeo e Ideo, avezados guerreros, subidos en carro, se separan del resto de conmilitones, y van a por él.
Φηγεὺς Ἰδαῖός τε μάχης εὖ εἰδότε πάσης. 11
τώ οἱ ἀποκρινθέντε ἐναντίω ὁρμηθήτην:
τὼ μὲν ἀφ' ἵπποιιν, …
Fegeo e Ideo, y los dos instruidos en todo combate. Y, dejando a los otros detrás, contra el héroe embistieron; ellos dos en su carro,
Diomedes los aguarda a pie πεζός, a pesar de que es una desventaja, y ha dejado a su auriga y el carro más allá:
… ὃ δ' ἀπὸ χθονὸς ὄρνυτο πεζός.
y a pie él aguardó desde tierra.
A continuación, y sin mediar ninguna expresión protocolaria ni identificarse o que el poeta, quizás porque ya lo había hecho antes con Diomedes, cuando lo presente protegido por Atenea, o por los troyanos, de los que ya dio el linaje, hijos del rico Dares, como decían, sin mediar palabra, los troyanos atacan según llegan a Diomedes.
οἳ δ' ὅτε δὴ σχεδὸν ἦσαν ἐπ' ἀλλήλοισιν ἰόντες
Φηγεύς ῥα πρότερος προί̈ει δολιχόσκιον ἔγχος: 15
Cuando frente a él se hallaron aquéllos, muy cerca unos de
fue Fegeo el primero en tirar la larguísima lanza
Como vemos, y es más o menos conocido, habitualmente los guerreros que luchan desde el carro utilizan la lanza ἔγχος. El ejemplo más claro es el que ya veremos un poco más adelante, pues el reconocido arquero Pándaro, cuando se enfrenta con Diomedes también, lo atacará con una lanza, a pesar de que Eneas, con el que va en el carro, lo escogió por su habilidad con las flecha.
Con la lanza, δολιχόσκιον ἔγχος larguísma lanza, vemos que se aplica el epíteto formular característico de la épica homérica, y que se repite en muchas ocasiones, aquí δολιχόσκιον.
Diomedes esquiva la jabalina y, a su vez ὃ δ' ὕστερος, responde a su adversario, al que hiere certeramente. No se demora en este caso en la cruenta herida, solo que lo abate y cae fulminado.
… ὃ δ' ὕστερος ὄρνυτο χαλκῷ
Τυδεί̈δης: τοῦ δ' οὐχ ἅλιον βέλος ἔκφυγε χειρός,
ἀλλ' ἔβαλε στῆθος μεταμάζιον, ὦσε δ' ἀφ' ἵππων.
y arrojó el arma suya
el Tidida, y no fue vano el tiro: dio a aquél en el pecho,
entre ambas tetillas y lo derribó de su carro.
Es una escena típica también, y fórmulas que se repiten, el lugar donde hiere la lanza al guerrero, en pleno pecho στῆθος, entre ambas tetilla μεταμάζιον, en la traducción de ἔβαλε στῆθος μεταμάζιον.
A continuación, en este caso sin mucha rimbombancia, el guerrero cae del carro ὦσε δ' ἀφ' ἵππων.
A continuación, se incumple uno de los ritos que suceden en este caso, la protección del cuerpo del guerrero caído. Sin saber de momento por qué, Ideo baja del carro, pero no para protegerlo. El poeta dice que no se hubiese librado de la negra muerte, de haberse quedado a proteger a Fegeo.
Y no sólo eso. A continuación, es sacado de allí por Hefesto, del que era sacerdote su padre Dares.
Al final de estos breves versos, el poeta explica el motivo de esta inmediata huída temerosa de Ideo,
ὡς δή οἱ μὴ πάγχυ γέρων ἀκαχήμενος εἴη. 24
para evitar que el anciano quedara en la afición más absoluta.
Parece sorprendente y tan diferente de los relatos y las ficciones de hoy esta nota sobre la ancianidad, los guerreros que, al tiempo que luchan, son padres, hijos, hermanos, tienen parentela, y el dolor y el afligimiento que su desaparición ocasionará en todos ellos.
Recuerda, por citar algo que nos vienen a la mente, el argumento del film de S. Spielberg Salvar al soldado Ryan, 1998. En medio del cruento final de la II Guerra Mundial, con el ejército estadounidense iniciando el ataque final contra el III Reich, junto con las tropas aliadas, una unidad militar recibe la orden de localizar a un tal soldado Ryan.
¿El motivo? De los cuatro hermanos que han ido a combatir a Europa, sólo queda en la lucha éste, los demás han caído en el espacio de unos pocos días. La madre recibirá casi al mismo tiempo los telegramas de lo sucedido a cada uno de ellos. Por eso, los altos mandos han decidido localizarle y sacarle del combate, pensando, igual que en Homero, en el dolor de su madre y el consuelo que le pueda quedar con su hijo.
Se puede repetir, de nuevo, que tiene razón C. Alexander en su libro La guerra que mató a Aquiles, cuando, a pesar de todo lo que pueda uno creer, la Ilíada se la puede considerar un poema antibelicista.
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Fábulas de Esopo analizadas y traducidas por la profesora Clara Álvarez. Esopo, 221: Zeus y la serpiente. from Clara Álvarez la ra...
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(Tomado de aquí , donde se pueden encontrar una buena colección de mapas del mundo antiguo) Tomado de aquí