jueves, 29 de septiembre de 2022
miércoles, 14 de septiembre de 2022
EL POLÍPTOTON PEDE ... PEDEM EN EL ARTE DE AMAR
Curiosamente, es en el poeta Ovidio donde hemos encontrado, de las lecturas aleatorias que hemos hecho, donde hemos encontrado el recurso al elemento podológico como metonimia, metáfora o simbolismo, con mayor abundancia.
Encontramos muchas citas en sus
poemas elegíacos de tipo amoroso, principalmente en el Ars Amandi.
Vamos a citar a continuación
varios de estos usos simbólicos que el poeta, de múltiples recursos
estilísticos y simbólicos, emplea para el asunto amoroso, principal temática de
su obra.
En Ovidio, y los líricos en general, como se ha dicho, las distintas partes del cuerpo tienen su valor de belleza o fealdad, según los gustos y los elogios del poeta amante.
Catulo exalta la
belleza del pie en el poema 43, junto con otras partes, ojos, nariz, ...
Ovidio, en su Arte de
amar, recurre con frecuencia al elemento podal para uso y prueba de sus
estratagemas seductoras.
En muchos casos, es el
pie el iniciador, el tanteador. Con el pie se roza, al inicio de la estrategia amorosa.
Evidentemente el acto
sensual superior es el beso, para ello ya tenemos Da mi basia mille,
exaltación suprema de los labios y besos.
Pero antes de llegar a
ese lugar, especie de corolario de una aventura militar, hay que explorar,
tantear, probar. Para eso, parece jugar un papel importante, en el plano
corporal claro, los pies.
Consejos para el amante:
Uno de los lugares
donde tender las redes es en los banquetes.
Pero, antes de nada,
hay que precaverse de la bebida.
Para ello, el poeta
lanza una consigna a todas luces infalible:
“…Voy
a darte un límite seguro en la bebida:
que la
mente y los pies puedan cumplir su oficio …”
…
certa
tibi a nobis dabitur mensura bibendi:
590 officium
praestent mensque pedesque suum.
De esta forma sentenciosa, equiparando mente
y pies, el poeta invita a conservar la compostura y no ceder a los
efluvios alcohólicos. Pone como referente los pies, en el sentido de que el
deambular sería el primer efecto y síntoma palpable de que el aspirante a
amante ha perdido su rumbo.
A continuación, se
supone que el acercamiento seductor está ya en marcha, da un consejo en esta
ocasión más atrevido: que toque, roce a su chica, con los pies, claro.
at
cum discedet mensa conviva remota,
ipsa
tibi accessus turba locumque dabit.
605
insere te turbae, leviterque admotus eunti
velle
latus digitis, et pede tange pedem.
Dejando de lado el interpretable simbolismo
sexual, se ve hasta lógico que sean los miembros externos y movibles del cuerpo
humano los que realicen esta operación de reconocimiento y tanteo, manos-dedos
y pies, es claro.
Obviamente, al poeta le cuadra y le vienen
muy bien el juego de palabras con que expresa esta táctica seductora. En un
verso la resuelve:
velle
latus digitis, et pede tange pedem.
ipse tene distenta suis umbracula virgis,
210
ipse fac in turba, qua venit illa, locum.
nec
dubita tereti scamnum producere lecto,
et
tenero soleam deme vel adde pedi.
saepe
etiam dominae, quamvis horrebis et ipse,
algenti
manus est calfacienda sinu.
Idealmente, se está sugiriendo, cosa que no
creemos que a tanto llegara este o cualquier poeta en su caso, idealmente,
decimos, este versito sería un simulacro del acto carnal.
Sin llegar a esta
interpretación, vemos como Ovidio, en sus consejos amatorios, incide en este de
calzar a la amada, calzar el pie, el delicado, por bello y sensual, pie de la
joven, continuando con las estrategias seductoras de la militia amoris
Ovidio, obviamente, cuida y se fija en todo tipo de detalles para que el asedio y la conquista de la dama no peque de inexplicables fallos.
En su manual de seducción el Arte de
mar tiene una nota con referencia al aspecto exterior del amante
militar, y en concreto referido al calzado sobre el que asienta su estampa el
aspirante a amar.
“…
que no te nade el pie sin rumbo fijo dentro de la sandalia mal
atada …”
“… nec vagus in laxa pes tibi pelle natet:…”
2. relaciona pie con
el verbo “nadar”. De tal manera que la sandalia que nombra
a continuación hace que el pie sea un barco, una barquilla, en medie de un
vasto mar que es la sandalia. Así de expresivo quiere ser el autor para
expresar más gráficamente esta irónica imagen.
O bien puede ser que el pie represente a la
persona, el zapato a una barca o barquilla.
Lo importante es que sea de una forma u
otra, el amante, figurado en ese pie, no se presente ante el objeto de
seducción al desgaire, desnortado, errabundo e irresoluto. De ahí que la
expresión in laxa pelle, que aquí se traduce como “dentro de la sandalia
mal atada”, de una imagen ciertamente de mofa y ridiculez que el amator
siempre debe rechazar.
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