lunes, 26 de julio de 2021

GAUGUIN Y EL PIE (CONT.). EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINA.

   El paraíso en la otra esquina, novela de las últimas de Mario Vargas Llosa, sigue con la tendencia en sus últimas obras (El celta), la de novelar las vidas y milagros de personajes singulares, propios de finales del s. XIX y principios del XX de la cultura occidental.
Este hilo temático ya le vino a su autor de novelas muy anteriores como La guerra del fin del mundo, y ahora lo que hace es continuarla.
        En este caso recrea las biografías, siguiendo el entretenido recurso de contar dos vidas paralelas, la de Flora Tristán y la del pintor Paul Gauguin. A su vez , éstas se subdividen en otras líneas paralelas también. Con la biografía de Flora Tristán, narra en paralelo su actividad revolucionario en la Francia decimonónica con la de su estancia de un año, en Arequipa del Perú. 
        Igualmente, hace también un ameno juego del tiempo, yendo de adelante para detrás, y volviendo otra vez al presente, con el que va completando la biografía de estos personajes.
        En el caso de Paul Gauguin, nieto, por azares del destino, de la activista y utopista Flora Tristán, del siglo XIX, los escenarios geográficos en paralelo son su vida parisina y europea  y occidental (también incluye Panamá), con la de su estancia rebelde, liberadora y utópica en los mares del sur, en Tahití y en las islas  Marquesas.
        Es curioso si llegaría a coincidir con la estancia de otro ilustre europeo, refugiado también en aquellas islas por mor de su convaleciente estado de salud, R.L. Stevenson, pero no se le cita en a novela.

            EL PIE como atributo de la personalidad efervescente y salvaje de Gauguin, y su simbolismo sexual.
        A partir de una borrachera desgraciada, ya avanzada la novela y la estancia del personaje en Tahití, Gauguin se rompe un pie, y esto le va a condicionar toda su vida, pues será una herida de gravedad que arrastrará ara siempre. Incluso tendrá que utilizar un bastón, especie de tercer pie, con su mango esculpido en forma de falo, todo otro simbolismos.
        Además de está cojera notable, al poco empezará a padecer de una enfermedad que le empezará a atacar también por sus extremidades inferiores, los pies. Por lo visto, se trata de aquella enfermedad, que no se nombra, que contrajo en Panamá, así lo cree él, producto de sus ansias sexuales incontrolables y su visitas frecuentes a lupanares y otros lugares por el estilo.
        Dicha enfermedad, que le irá afectando a todo el cuerpo, tendrá su manifestación más visible en sus pies. 

    Tenemos aquí, pues, como el pie, o os pies, dañados, dolorosos, con cojera, simbolizan la vida desgraciada del genial pintor, y se oponen, además, a su actividad creadora y febril, realizada con sus manos.
        Además, la activa vida sexual del personaje le llevará a contraer la innombrable enfermedad, y será causante y expresión del tema sexual vinculado también a este miembro inferior.
        De esa forma, en los pies afectados por la cojera y las llagas, se refleja la identidad trastocada y desordenada del personaje, tanto en su vida en general como en su más particular vida sexual. Se unen así a través del elemento del pie la identidad del personaje y su vida amorosa-sexual. 

    LA ÉCFRASIS: otro recurso, bien clásico, que utiliza Vargas Llosa, es más, la novela se lo pide, es la écfrasis o descripción de cuadros. es un recurso muy productivo, pues permite a la lectura variar y cambiar de registro, un registro lector por uno visual. Además, da cuenta, en la evocación de cada obra, de la actividad creadora del autor, las fases por las que pasa, su búsqueda de lo absoluto, lo virginal, aquella sensación que había perdido la consumista sociedad europea, ... 
    Es un recurso literario muy utilizado en los Siglos de Oro en España por los principales autores literarios. responde a aquel principio UT PICTURA POIESIS, ya explicitado por Horacio y siguiendo a sus fuentes artísticas griegas.

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