martes, 6 de agosto de 2019

DOS MEDEAS MÁS: BELOVED, DE T. MORRISON, Y FORT MASSACRE



   Distraídamente oía la radio hoy mientras almorzaba hoy un poco tarde, cuando en el boletín de noticias correspondiente a las tres y media o cuatro, ahora no recuerdo, escuché la nota necrológica del fallecimiento, a los ochenta y pocos años, de la escritora afroamericana Toni Morrison, primera escritora en recibir el premio Nobel de literatura entre otras cosas, por su incorporación del mundo afroamericano a la literatura. 

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    Sin embargo, la noticia seguía dando unas breves pinceladas de su biografía y obra. Entonces fue cuando mencionaron una de sus primeras obras, Beloved, que narra la historia de una madre esclava negra que asesina a su propia hija para que no siguiera la vida de esclava que ella había tenido.
   Enseguida me vino a la mente, claro, el tema de Medea, busqué en internet la relación entre Morrison, Beloved y Medea, y enseguida salieron varias entradas, en inglés, de estudios literarios comparando una y otra obra, sus parecidos y diferencias, ya estudiados desde hace tiempo. 
     En una de ellas se aclaraba la diferenecia entre las dos obras. Medea asesina a sus hijos por celos de su esposo y para vengarse de éste, la madre de Beloved (que al parecer está basada en un hecho real conocido) comete el infanticidio en un contexto sociopolítico de una sociedad esclavista, de forma reivindicativa. Además, en Medea estos acontecimientos están casi al final, mientras que en Beloved no, y la obra continua con la protagonista asediada por la culpa el resto del tiempo.

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     Por otro lado, poco después de terminar el yantar, puse la televisión un rato. En la televisón canaria ponían, de forma inapelable, una película de l Oeste. El título, Fort Massacre, no invitaba, la verdad, a que fuera algo interesante. Una más, pensé, de tiros y carreras por el sur desértico de los EEUU. Sin embargo, al poco que la seguí, me dí cuenta de los diálogos irónicos, ingeniosos y cortantes que tenía la película, que me dieron ganas de apuntarlos.
   Uno de ellos era algo así. Dos soldados están en apuros ante una muchedumbre de indios que se les viene encima, porque alguién de ellos ha soltado un disparo y los ha puesto en pie de guerra. 

- El problema es que ahora van a venir por nosotros. Si supiera alguna oración, que no me la sé, me pondría a rezar.
- No te preocupes, le dice el compañero, que es un indio que combate como guía con los americanos, yo sí sé.
- ¿y de qué me sirve?
- La mía valdrá por los dos, le refuta finalmente el indio.
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     Creo que era algo así, o parecido. Fort Massacre trata de un grupo de soldados, pequeño, vagando por una peligrosa zona habitada por enojados apaches que amenazan continuamente con matarlos a todos. Contra el sentido general de la soldadesca, el sargento (Joel McCrea) que ha tenido que tomar el mando inesperadamente a causa de la muerte del capitán, sufre una obsesiva tendencia asesina contra todo lo indio pues acaban de matar a su mujer y sus dos pequeños hijos.
     En una de las escenas, a mitad de la película, tiene lugar una conversación interesante, hay varias a lo largo de la película, entre McCrea y un peculiar soldado que aparentemente no sabe que hacer en el mundo, Travis. 
Éste es algo extraño, le explica al sargento algo de su personal historia. No supo decidirse a ser abogado o médico, pero terminó los estudios superiores, ¡¡era conocedor del griego!!, así mismo lo dice, y luego estudió en la Universidad. No se término de decidir, y acabo en el ejército a los treinta años.

- Valentía, me dice, le dice en un momento McCrea? Valentía es lo que hizo mi mujer. Cuando se vio perdida y a punto de sucumbir ante los indios, cogió la escopeta y mató allí mismo a nuestros hijos antes de que cayeran en manos de aquellos salvajes.
- ...

Una segunda Medea, esta vez en un contexto desesperado y mortífero, que prefiere perder a sus hijos antes de que sufran la muerte por otras manos o acaben secuestrados por otras gentes.

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eSTE ACTOR QUE HACE DEL SOLDADO tRAVIS, EL QUE SABE griego, es conocido porque aparece en el personaje de un sherif malo en El jinéte pálido, de Clint Eastwood.
Aunque al principio trata de mantenerse al margen de lo que va sucediendo, la irracional marcha y las decisiones que va tomando el sargento al mando, solo soy un recluta, dice en algún momento, poco a poco va reflexionando más sobre algunas decisiones claramente crueles del sargento obseionado. Es el caso de cuando mata a un indio totalmente desarmado que se le rinde.
En la parte final del film, cuando el grupo se esconde en unas construcciones semideruidas alojadas en una gran cueva, se encuentran con unos personajes inesperados. Un burro y una cabra, y un anciano indio, bautizado y aficionado al whisky, y su guapa nieta. Se suceden unos acontecimientos, nuevas luchas y matanzas, contra los indios que los han perseguido.
El anciano ya se ha dado cuenta de la locura obsesiva que posee al sargento al mando, lo trata de animal, de no ser humano. En ese momento, McCrea, trastornado, levanta el rifle contra el anciano, que bien pudiera ser un Príamo pidiendo piedad y humanidad ante tanto crimen. Travis reacciona a su vez.
   La soldadesca que acompaña al sargento McCrea actúa como una especie de coro griego. Algún personaje, en concreto, hace las voces de la cordura frente a las actuaciones sangrientas del sargento McCrea, pero éste, como un personaje trágico, obsesionado con su misión, aniquilar a los indios que han matado a su familia, sigue adelante como un Achab o un guerrero furioso y colérico, aunque algunas de sus decisiones parezcan que no es así.
Al final, rebuscando en el interior de la chaqueta de McCrea, Travis encontrará un pequeño medallón con la imagen de sus pequeños hijos que guardaba con él.

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