Acaba de salir a las librerías el último libro de José María Pérez, Peridis, titulado La reina sin reino. Es , parece, la culminación de una trilogía comenzada hace algunos años, y que el autor no cree vaya a prolongar. En algun comentario que ha hecho, gran parte del periodo histórico del que se ocupa, una parte de la España de los siglos XII y XIII, se centra en las rivalidades de las diferentes dinastías, familias, vasallos, señores feudales y hombres fuertes de los reinos de Castilla y León por conseguir afianzarse en el poder.
Todo esto es una materia novelesca que da mucho juego, pues se desarrolla a partir de estas rivalidades, batallas, escaramuzas, intrigas palaciegas, juegos de poder, alianzas matrimoniales interesadas, rivalidades entre los herederos, y un largo etcétera, que, al menos en este último libro, nos presenta de forma brillante su autor.
Sin embargo, y de ahí el título de la novela y el de estas notas, va a ser una protagonista femenina, la reina Berenguela, la que sobrevuele en toda la novela, manejando todos los hilos habidos y por haber. El nombre Berenguela debe ser la forma femenina de Berenguer, nombre catalán de origen germánico.
Apunte etimológoco del nombre Berenguela, según la Wikipedia:
Berenguer y Berenguela son formas catalanas del nombre Berengario, que viene del germánico berin-gari (lanza del guerrero) o tal vez de Warin-gari (lanza protectora). Las dos formas tienen gran vinculación con la historia española, tanto en Castilla como en Cataluña.
Como pasa con Julia Domna, claro, mutatis mutandis, distinguiendo lo que podían ser las crueles y gigantescas rivalidades por la posesión de todo un imperio romano, y las que transcurren en la conquista de los pequeños reinos de Castilla y León en comparación con aquel, es decir, que la verdadera protagonista, artifice, pensadora, maquinadora, urdidora de enlaces adecuados, protectora de sus afines, con ideas de unificar reinos y dinastías, y conseguir un reino fuerte, visionaria, etc., es, como lo es Julia Domna en Posteguillo, la reina Berenguela.
Así como Julia Domna va a ser la protagonista de la novela de Posteguillo, a través de la cual se describe a una personalidad compleja, inteligente, visionaria, ambiciosa, vengativa y con idea de fundar una dinastía, que será la Severa, lo mismo va a ocurrir con Berenguela, que hará lo propio en la figura de su hijo Fernando III, apodado el Santo, que conseguirá la unificación definitiva de Castilla y León, y el predominio deCastilla entre los reinos cristianos otros de la península.
Se ve que en la literatura, y en la literatura histórica, este año han confluido las corrientes socieales y culturales que reivindican el papel que han desempeñado las mujeres, la mayor parte de las veces en la sombra, en el desarrollo histórico. Como bien escribe peridis en su conclusión, esta novela tambien tiene como fondo el conocimiento histórico de las idas y venidas, vueltas y revueltas, luchas y ambiciones de mucho tiempo y muchos personajes por conseguir llegar a donde estamos ahora. Justo cuando desde hace un tiempo se levantan voces que reivindican una vuelta a situaciones pasadas de las que habíamos ya salido.
Otra cosa es que esta reivindicacións históricas del papel de las mujeres en la musma pueda llevar a exagerar su papel, dejando de lado las fuertes condicionanet shistóricos y sociales que rigen tales i cuales rumbos que cobra el mundo a continuación. En estos cassos, tanto hombres como mjeres no son, desde unacierta perspectiva, sno agentes, consecuencias lógicas y en cierto mod ya dada por las circunstancias, del devenir histórico.
Desde el otro punto de vista, el protagonismo de los individios en la historia, ya mujer u hombre, es tamnién un factor muchas veces dejado en segundo lugar cuando quiza´s haya tenido un papel más decisivo en el transcurrir de los tiempos.
Eb cualquier caso, Berenguela y Julia Domna, y a la vicecontra, sin dos dignas y fuertes personalidades de su época histórica, ciertamente tratadas en un segundo plano en los tratados de historia tradicional. Sin embargo, la novela histórica las reivindica para sí y las propone como grandes heroínas de su época y de la historia y el devenir posterior de los periodos que vivieron