Después de ser jubilado forzosamente del cuerpo de policía en La mirada del adiós, el inspector John Rebus, cual héroe épico, regresa sobre sus fueros cinco años después, al solicitar un reingreso en el cuerpo una vez que se ha ampliado la edad de jubilación. Con todas las circunstancias en contra, Rebus trabaja en una oficina marginal dedicado a expedientes que quedaron sin resolver, cuando una mañana, por azar, atiende a un familiar de uno de estos casos que quedaron sin respuesta años atrás.
Así comienza esta novela el inspector Rebus del año 2013, que supone un reingreso de la peculiar figura del policía a la labor investigadora. Junto a él, una a veces distante, otras más próxima, la ya inspectora Siobhan Clarke le va a servir e contrapunto personal, profesional y femenino en su nueva andaura.
Las Highland. La novela transcurre a lo largo de la carretera A9, la que enlaza Edimburgo con Inverness y las Highland, donde han ocurrido una serie de desapariciones sin resolver desde hace años. Como dice el autor, la novela es una especia de road movie, pues gran parte e ella tiene como fondo la carretera en los dos sentidos. Y más allá, hacia las Highland y la parte más al norte de Escocia, donde vive su hija Sammantha, y por la que hará una especie de rápido y solitario tour para verla.
Mencionamos las Highland y su paisaje seco, solitario, salpicado de ganado y corrientes de agua, porque años ha, en compañía de un amigo, hicimos la misma ruta. Y las descripciones y momentos que relata Rebus ampliaban las sensaciones vividas en aquel viaje, dando a la lectura una resonancia visual y vital.
Edimburgo, la Atenas el norte: ¿Por qué será que esta ciudad, como otras, tienen algo que no se sabe qué es hasta que lo leemos en algún sitio? En verdad que la dicha ciudad, si es verdad que su imagen tanto literaria como real, está envuelta entre las figuras de sus escritores, sus peripecias urbanas, la historia de Escocia y tantas otras cosas legendarias, guarda también esa retrato de ciudad venerable, académica, elegante y culta que remite a la Atenas clásica en cierto modo, tal y como señala en un momento en la novela uno e los personajes.
Y con esto enlazamos también a la ciudad de Salamanca, la Atenas de Castilla o de España, tal como aparece indicada también en una lectura anterior, El manuscrito de Piedra.
Pero volviendo a Sobre su tumba, la novela tiene una trama complicada con subtramas que a su vez, se relaciona entre ellas o no, y todo va convergiendo en la figura de Rebus y el cuerpo de policía, hacia donde de una manera u otra vienen a relacionarse. Como detective atípico que es, Rebus es un personaje que vive su profesión y vida al límite. Su relación directa con el mundo del hampa edimburguesa, para muchos sospechosa, pero que él acepta como parte de su vida y su trabajo, hace que siempre lo tengamos en vilo. No es un detective que rechaza de plano la delicuencia, y a veces tiene que recurrir a extraños pactos con ese otro mundo para conseguir lo que por vías ortodoxas quizás nunca se hubiera podido lograr.
En este sentio quedan retratatadas las nuevas generaciones de policías, más burocratizadas e informatizadas, si, pero faltas del músculo y el instinto policial de los detectives de la vieja escuela, como es el caso de Rebus. Es una figura, en este sentido, casi crepuscular en el nuevo ambiente policial, un dinosaurio, como se le llama en ocasiones, que, sin embargo, es redimido por su compañera Clarke y por algunos jóvenes detectives de la nueva hornada.
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