MODELOS POLÍTICOS
Mientras el modelo político en ESP se
acerca a los ideales libertarios comunitarios de una sociedad donde impere la
justicia social, el igualitarismo, la ausencia de explotación del hombre por el
hombre, GLD presenta un modelo político claro y con su plasmación real, la república.
Los ideales políticos de ESP parecen conducir de forma abstracta a sociedades
comunitarias e igualitarias, de desigual implantación social en la historia. GLD
presenta la plasmación de sus ideales políticos en una república justa y
popular, obviando los elementos esclavistas de las sociedades del mundo antiguo.
LOS IDEALES COMUNITARIOS EN ESP.
ESP, en consonancia con los vientos de
la época, presenta un modelo social emancipador y liberatorio del ser humano,
tomando como base la lucha contra la esclavitud, desvinculándola de los
condicionantes históricos de la época (pocos pensadores reflexionaron sobre la
esclavitud y cuando lo hicieron, como Aristóteles,
fue para justificarla como algo natural).
Por
tanto, en ESP se mezcla la idea
emancipadora pero ahistórica de la revuelta de esclavos, con los ideales más
teóricos y abstractos, que respondiendo a las ideologías liberadoras del ser
humano habidas en el siglo XX y cuya plasmación legal y universal se ratificará
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la
ONU, en los años cuarenta.
El nuevo
mundo que proponen los esclavos es el reflejado más o menos por las secuencias
en el campamento de esclavos. Allí predomina el igualitarismo y la cooperación
por encima de todo, no parece existir la propiedad privada, claro que es un
mundo temporal, en escasez, en espera de encontrar el hogar.
Frente a
este mundo utópico y de comuna social, el mundo de Roma se muestra como su
antagonista. Al igual que la lucha contra la esclavitud se mezcla con la lucha
por los derechos humanos y los ideales comunitaristas, es el mundo de Roma un
mundo paralelo a nuestras sociedades
actuales. Todos captamos enseguida en el mundo que se nos ofrece de Roma
nuestro propio mundo. Las luchas internas por el poder, los bandos políticos
opuestos, el uso de las instituciones en favor de intereses particulares, la
ausencia de democracia y participación social, la explotación social y el
clasismo, etc. parece hablarnos más de nosotros que de los romanos.
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