domingo, 24 de abril de 2016

La legión perdida, de santiago Posteguillo

La última novela de Santiago Posteguillo, La legión perdida, da un broche y un remate final a su trilogía centrada en la figura de Trajano. La primera obra de la trilogía, Los asesinos del emperador, tenía como villano cruel y despiadado al propio emperador Domiciano, tal como ya nos viene retratado en las fuentes. Mientras Trajano es un general de prestigio en lucha contra los germanos en el limes, las fronteras del Imperio, asistimos, a veces espeluznados e impresionados, a todo el catálogo de horrores y suplicios que desplegó la mente atormentada y desquiciada del tal emperador. Algunos de los suplivios, de lo tan criminales que son, tiene que aclarar el autor al final del libro que están documentados y basados en fuentes seguras.
La segunda novela es Circo Máximo, donde la acción de la obra alterna entre la Dacia (actual Rumanía) y los combates de gladiadores. Como siempre, una de las cosas que más atractivas hacen las obras de Posteguillo son los relatos de las batallas. Es increíble la multitud de detalles, estratagemas, tipos de soldados especiales, etc., que aparecen por sus páginas y que todas ellas se basan en fuentes documentales. La conquista de la dacia es bastante interesante también por la descripciones de las costumbres militares dacias, el valor de sus guerreros y sobre todo, la espeluznante muerte ritual de sus mejores guerreros cuando fallecía su líder.
En la tercera entrega, que lleva por sugerente título La legión perdida, la trama de la novela se vuelve más complicada. No solo el autor juega con momentos históricos diferentes, esto es, una parte de la novela está ambientada a finales de la república, en torno a la batalla de Carrae, una de las peores derrotas romanas en su historia. La otra sigue el desarrollo de la trilogia, con la invasión por parte de Trajano de los territorios ocupados por los partos. Y no sólo complicado con esto, el autor mantiene estas dos líneas temporales proyectadas en el espacio geográfico e introduce nada menos que al lejano y desconocido imperio chino en estas mismas coordenadas temporales.
Si al principio parecía que el novelista se había complicaqdo en exceso la vida, en un querer ir más allá y superar las obras anteriores, a medida que avanza la novela todo se va desarrollando, desde nuestro punto de vista, de forma equilibrada y acetable. La novela, salvo algunos psajes, lógicos en una obra de más de mil páginas, resulta amena y entretenida. Son especialmente interesantes las descripciones de las batallas de Carrae, el desastre militar romano, y, por otro lado, la expansión militar de Trajano por el Oriente de los partos, Armenia y otros reinos locales. Lo que fue el momento de máxima expansión del Imperio Romano fue también, en verdad, de corta duración. Por la novela aparece intrigante y pululando el sucesor de Trajano, Adriano, quien no se nos presentacon el romántico enfoque de las Memorias de Yourcenar, y que pondrá fin a esta política expansionista, no sabremos nunca si acertada o no.
Una novela muy interesante y amena, como todas las del autor.

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