sábado, 28 de febrero de 2015

El Niño: Hero y Leandro en el estrecho.



El otro día estrenaron la película El Niño, recientemente premiada en los premios Goya del cine español. El film tiene como marco geogáfico el Estrecho de Gibraltar y las relaciones que se dan entre ambas orillas del mismo, entre Cádiz y el norte de África, donde se encuentran dos mundos enfrentados y parecidos entre sí al mismo tiempo.
El protagonista es un joven decidido, sin oficio ni beneficio, que trata de ganarse la vida en la frontera entre estos dos mundos, aceptando encargos de poca monta de contrabando de drogas, allí donde más tráfico y vigilancia hay. Con una sencilla moto de agua cruza una y otra vez el estrecho, haciendo los encargos y entablando una relación personal con una joven de la otra orilla norteafricana.
Poco después de haberla visto, el tema este de la relación íntima entre dos jóvenes separados por una franja de mar que debe atravesar el amante todas las tardes, y el riesgo que con ello corre, me recordó a la romántica historia de amor entre Hero y Leandro, situada en otro estrecho, en el Helesponto, entre las ciudades de Sestos y Abidos.
Como en esa historia, y actualizando a los personajes, el Leandro de la película ya no realiza su travesía a nado, estas proezas se dejan ya para espectáculos deportivos a lo David Meca, sino que, más cómodo, trasita el espacio de agua entre los dos continentes en una cómoda moto de agua. La Hero de la peícula sigue siendfo bella y atractiva, pero no habita en una torre aislada, sino en un barrio humilde de la ciudad marroquí, aunque, en cierto modo, también presa de su ambiente personal familiar. Leandro supone una salida, aparte de la relación sincera que entre ellos se despierta, una salida a su situación estancada. Las escenas entre ambos jóvenes son de un gran romanticismo
Los viajes a uno y otro lado del estrecho de Leandro-El Niño, los encuentros a escondidas del mundo entre los dos jóvenes, recuerdan mucho a la historia de los dos amantes griegos. El desenlace final, siendo inesperado, no tiene el carácter trágico de la antigua historia, de dramático y triste desenlace, y que ya desde la antigüedad fue motivo literario desde las versiones griegas y romanas (Ovidio, los elegíacos), hasta llegar al siglo de Oro español (Quevedo, ...).

Dominico feti, hero and leander, 1623



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