sábado, 19 de octubre de 2013

GRAVITY: UNA ODISEA DEL ESPACIO




Ya lleva unos días en las salas de cine la película Gravity, para muchos una de las mejores que se han visto en bastante tiempo. Dos astronautas están a la deriva en el espacio, fuera de su nave, y tienen que defenderse de restos de basura galáctica, producto de la explosión de una estación espacial, que amenaza con acabar con ellos.
La película, así, a grandes rasgos, es una especie de odisea pero en cuestión de horas. Los protagonistas tratan por todos los medios de regresar a la Tierra, su Ítaca. Es otro nostos, otra historia del género de los regresos, en este caso situado en el espacio. Las islas del antiguo Mediterráneo son ahora diferentes estaciones abandonadas allá arriba, en el espacio inmenso e infinito, hacia donde van recalando los protagonistas. El mar enfurecido por Poseidón es ahora el silencioso espacio y surcado por esa  basura galáctica c descontrolada. 
Como en la Odisea, la aventura, el viaje, éste que es breve pero intenso, también es un proceso de aprendizaje. Los astronautas están unidos por una cuerda, de la que depende casi totalmente su vida, y así el espacio, un infinito vacío, es como un laberinto, un lugar donde desorientarte es lo más peligroso, de ahí la unión por el hilo, la cuerda, que tiene muchos simbolismos, entre ellos el del laberinto de Creta. 
Por su parte, el personaje de George Clooney viene a ser un doble de Ulises, siempre algo burlón, pícaro, al que le gusta hablar y contar relatos, a veces como único remedio de superar la soledad y lo infinito.
Una buena e intensa película que nos devuelve al mundo de la aventura y los viajes,  siempre presentes en la literatura. Las imágenes del espacio, con la tierra al fondo, el silencio y sólo las voces de los protagonistas en medio de toda aquella inmensidad, los amaneceres entre la profunda oscuridad, dan a la película una belleza impactante. 

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