lunes, 5 de agosto de 2013

POMPEYA, DE ROBERT HARRIS: EL AGUA Y E FUEGO

          La novela Pompeya es muy amena  y entretenida. El novelista Robert Harris, periodista en sus inicios, es un autor de novelas de intriga histórica con cierta fama y varias de sus películas han sido llevadas a la televisión y al cine desde hace unos años (no hay que confundirlo con Thomas Harris, el de El silencio de los corderos). La última y más conocida es El escritor, de Roman Polanski, con Ewan Mcgregor como protagonista. Es curioso también que el mismo director tuviera planeado llevar al cine Pompeya hace unos años, proyecto que parece que no terminó por llevarse a cabo.

                          
           La novela está ambientada no en la erupción, sino en los días previos. El protagonista es un aguador, un ingeniero de acueductos, joven, que estrena cargo en la zona de Pompeya. Ha de encargarse del acueducto de la zona, el Aqua Augusta, por ser Augusto quién la mandó construir.
         Tienen el esquema de un thriller histórico-policíaco, el autor en sus novelas de ficción histórica les suele dar esa estructura. Ninguno de los personajes sabe lo que va a ocurrir, solo nosotros, los lectores. Con esto juega el autor.
          El aguador ha de resolver el problema de la falta de abastecimiento de agua y del intenso olor a azufre que se nota en muchos de los depósitos y canalizaciones de agua. Nosotros lo sabemos, pero ellos no, no saben nada del volcán ni de erupciones. A lo más, de terremotos.
        Pompeya es retratada con bastante crudeza y realismo, una ciudad costera, puerto de mar, y con abundantes prostíbulos, barrios bajos, prostitutas de todas las clases, desde niñas hasta ya veteranas a las que le espera unos años penosos al dejar los años jóvenes ...
              Para dar mayor fidelidad a su novela, el autor aprovecha los relativamente abundantes testimonios de Pompeya. Los graffitis que han se conservan sobre las elecciones políticas le proporcionan al autor los nombres de los políticos de su novela, Holconio por ejemplo. En el caso del erotismo, se describen algunas de las famosas imágenes que se pueden ver en los lupanares todavía. 
              Evidentemente, una vez ya en los inicios de la erupción, los Plinios no podían faltar. El retrato de Plinio no es el que podamos imaginar, un hombre activo y en plenas facultades, al menos físicas. Es célebre lo de su hiperactividad, lo poco que dormía, lo que le permitía aprovechar las horas para las redacciones de su Historia Natural. Pero en la novela nos lo retrata con problemas respiratorias, dolencias propias de algún padecimiento cardíaco, y ya nos está avanzando la posible causa de su muerte. 
              La novela es un homenaje al agua, a la cultura del agua, a la cultura y a la ingeniería del agua. El autor, sin abrumarnos en ningún modo, nos guía de la mano del aguador Atilio por la red y la ingeniería extraordinaria de las conducciones de agua. Nos lleva a los escenarios naturales desde donde se lleva a cabo la conducción externa del agua, los canales, la que conduce el agua desde sus fuentes naturales hasta la ciudad; y desde ahí nos traslada hasta la propia ciudad para sumergirnos en una cisterna urbana que recogía el agua de todos estos canales. 
    Nos lleva también a unas termas, las que está proyectando  Ampliato, el capo de Pompeya, a punto ya de inaugurarse, las mayores y mejores después de las de Roma, según dice. 
                El agua y el fuego son los dos protagonistas de la novela. El agua aparece como fuente de civilización, cultura, sociedad, urbanidad, y tantas otras cosas más, frente al fuego, el volcán, la destrucción, la barbarie, si nos pusiéramos a contraponer los dos elementos... De ahí las descripciones del caos humano y social en la primera erupción sobre Pompeya.
                   Entre estos dos omnipresentes elementos, y el tiempo, también, se describen las figuras, pasiones, ambiciones y sentimientos, de un grupo de personas ligadas a la civilización romana, a la ciudad de Pompeya, desde los cansados y desconfiados esclavos, hasta los débiles y corruptos políticos, pasando por las relaciones paternofiliales encontradas, ...
       Hay homenajes a la literatura romana en toda la novela; por ejemplo, en el pasaje de la cena de Ampliato, que remeda y hace referencia también a la famosa cena de Trimalción en el Satiricón de Petronio; también presenta recursos clásicos como el deus ex machina.
       En fin, una novela interesante, que se lee como un thriller policiaco, de novela negra, pero que nos lleva al mundo antiguo de la mano de un encargado de las aguas, un ingeniero de acueductos, que lucha contra el tiempo y el fuego destructor y salvaje de una de las mayores catástrofes del mundo. 





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