Parece que esta vez el viejo lema que ya criticaba el poeta Juvenal en la Roma imperial no está teniendo efecto. Más de un millón de indignados han salido a las calles de las principales ciudades de Brasil en protesta por la disminución de la calidad de vida y el encarecimiento del coste de la vida. Uno de los motivos que más se repiten en las protestas es el del gasto en eventos deportivos tan elevado a costa de servicios públicos básicos como la sanidad o la educación.
Ni siquiera el gran Pelé, que ha salido en ayuda de su gobierno y de la selección de fútbol diciendo que apoyaran a la selección , se ha librado de la indignación de sus compatriotas. En fin, el panem et circenses ha quedado en evidencia en estos días en Brasil.
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