miércoles, 28 de febrero de 2024

Vicente Cervera, De Proserpina a Leteo. El mundo clásico en mi poesía, I...


¿Cuáles son los referentes mitológicos más importantes en la obra de Cervera? Cita cuatro de ellos y, a ser posible, sus fuentes más concretas.

Referentes clásicos y mitológicos los encontramos en la obra de Cervera desde su primer libro, Aurigas inmortales, cuyo título lo toma de unos versos de  Parménides, invocación a la inspiración y llamándolo a la poesía, como Hesíodo hiciera lo msmo con las musas dela Pieria, y es un lugar común en la poesía antigua. 

Luego, sus otros libros y poemas toman elementos de la mitología que más le atraen. como los personajes de Proserpina, a la que dedica un poema pensando en la representación pictórica de Rossetti; Narciso, otro tema que le atrae, y para el que selecciona la particular representación de Caravaggio, con un Narciso solitario, sin Eco ni las ninfas, en esos tonos de claroscuros; y otros varios, como Hipólito, la muerte de Orfeo, Ulises, Leteo, el Olvido, hermana de Mnemosine, y el valor terapéutico del olvido, ya en Hesíodo y Ovidio.

Parece que la fuente mitológica más importante en sus obras y que tiene como referencia es Las Metamorfosis, de Ovidio. Además, hay citas y alusiones frecuentes a Hesíodo y a Parménides, en el caso de su primera obra.

  

 

¿Crees que la poesía de Cervera es una recreación más o menos literal de la tradición mitológica o más bien un punto de referencia a partir del cual elaborar sus propios contenidos poéticos?

El autor parece tener una fidelidad y apego a los textos clásicos, y a las versiones de los diferentes mitos. Sin embargo, sus poemas son una interpretación particular de cada personaje integrados en la visión personal de su reflexión. Son poemas no solo narrativos, sino que incorporan también una reflexión, filosófica también, donde aporta su punto de vista de los mitos. Por ejemplo, en el poema de Proserpina hay una identificación de la vida poética con la mirada nostálgica y desolada del personaje, sabedor que no podrá volver a la superficie pasado un tiempo, etc.

¿Consideras que es importante poseer conocimientos de la tradición clásica para un poeta contemporáneo? Justifica tu respuesta.

De una forma u otra, el mundo clásico está presente en la vida y la cultura popular de nuestra época. A pesar de las apariencias, aunque sea en una pequeña proporción, hay cierta difusión popular mayor que en otros tiempos de la mitología y las leyendas clásicas en la cultura popular.

Ahora bien, este conocimiento primero, digamos, se puede utilizar como elemento que complemente la obra poética de un autor, lo enriquezca de referencias y citas, o, también, que le sirva, además, como punto de inspiración para abordar temas de siempre de la poesía. En este caso, el poeta debería tener una formación suficiente y más en detalle de lo que las leyenda de la mitología significan y reactualizan ideas y creencias que van surgiendo a lo largo del tiempo.



martes, 27 de febrero de 2024

EXPOSED/LA HIJA DE DIOS (2016, K. Reeves, A. de Armas, M. Sorvino): EL EMBARAZO DIVINO.

LA HIJA DE DIOS, EMBARAZOS DIVINS EN CLAVE DE GÉNERO.


Enigmático y sugestivo film, a medio camino entre la realidad y un mundo paralelo que corre en la mente de su protagonista.

El film tiene un carácter marcadamente religioso, y a ello contribuye la forma fragmentaria, por alusiones, un halo mágico-religioso que tiene el relato. Pero todo ello, al mismo tiempo, está encuadrado dentro del género del thriller policíaco.

La crítica la ha recibido de forma desigual, parece que también el proyecto original, basado en una novela, se modificó una vez fue tomando forma el film.El título ya lo dice todo, Exposed en inglés, La hija de Dios en español.


El argumento, brevemente, es el siguiente. Una joven hispana, Ana de Armas (Isabel), de un barrio latino y muy vinculada a la familia de su prometido, presencia sorprendida de un milagro en las calles de, empieza a ver personajes fabulosos en su entorno. Al mismo tiempo, un detective de la policía, Keanu Reeves, investiga la muerte de su compañero de investigación, que aparece apuñalado en una estación de metro.

En las pesquisas, Reeves toma contacto con las pandillas latinas del barrio, y las investigaciones lo van llevando sin remedio hacia la chica, la que supone que es el centro de todo.

Se suceden varias muertes, hay otra banda, esta vez un jefe no latino, sino afroamericano, que pululan por en medio.

De repente, avanzada la película, la joven descubre que está embarazada. De su novio no puede ser, pues está lejos. Ella, que tiene una actuación como de iluminada, considera que es un milagro verdadero, así lo cree ella en ese mundo místico paralelo en el que está viviendo. A partir de ese momento, la familia de su novio le da de lado, convencida de que ha engañado a su prometido.


La película sigue, y hay que seguirla hasta el final, cuando se encuentra una solución final a este thriller religioso, vamos a llamarlo así. El final ofrece una explicación lógica y racional, evemerista en términos, a esta sucesión de episodios sobrehumanos.


El tema del embarazo divino, como el de la protagonista latina Isabel, tiene un amplio muestrario en el mundo clásico y en la mitología. A veces puede pensar uno que es como un elemento que no puede faltar.

El caso más conocido, de los muchos, es el de Rea Silvia, engendrada por el dios Marte, así lo cuenta la leyenda, de la cual nacerán los gemelos fundadores de Roma.

De otros episodios en las leyendas griegas, está el de Sémele, la madre de Dionisos. Es una joven princesa, una de las varias amantes de Zeus, que muere fulminada por el rayo del mismo dios.

Tal como lo cuenta Eurípides en el prólogo de Las Bacantes, dando como de pasada también una explicación desmitificadora y racionalista del embarazo jupiterino de Sémele, la concepción divina de la joven no es otra cosa que una patraña inventada por su padre Cadmo, para encubrir un embarazo no deseado.

Así lo dice en estos versos Dionisos, cuando reprocha a sus tías de Tebas no haber aceptado la versión divina de su madre Sémele sobre su paternidad celeste:


... y porque las hermanas de mi madre, las que menos debían, decían que Dioniso no había nacido de Zeus, y que Sémele, hecha novia de cualquier mortal, echaba a Zeus la culpa de su desliz, mentiras de Cadmo, y se gloriaban de que por eso Zeus la había matado, por inventar unas falsas bodas, …

Así criticaba Dionisos a su familia, como en el film, la familia del prometido de Isabel, y la comunidad latina cercana, desprecia a María cuando confiesa inocentemente su embarazo milagroso, considerándolo imposible.

La película, como decimos, continúa con ese aire de misticismo y aura religiosos. La figura de la joven milagrosamente embarazada es un misterio que queda solapado ante la investigación del crimen del detective. Sin embargo, todo viene a estar relacionado.

Además, tras esa apariencia religiosa y de thriller policial, el film tiene como tema de fondo la violencia de género y los abusos, tema escabroso este.

De forma especial, este tema se va imbricando con el thriller y el aura religioso, formando una film a veces desigual. Pero, de otra forma, retoma este tema clásico de las leyendas, el del embarazo inverosímil, y, a pesar de lo truculento del asunto, trata de darle una versión actualizada a los tiempos que corren.

Sin embargo, ya Eurípides lo había hecho, en su época, al cuestionarse el embarazo divino de Sémele, por un contacto más corriente y cotidiano, un encuentro amoroso con alguien, un mortal cualquiera, pero luego disfrazado de embarazo divino. El film sigue esta misma senda, solo que lo actualiza en el mundo crudo e inhóspito de la violencia familiar, triste realidad latente en la sociedad. 


lunes, 26 de febrero de 2024

Vladimir Rivero, La importancia de las plantas en el Imperio Romano, IV ...


¿Qué dos fuentes de información utilizaron tanto Plinio el viejo como Dioscórides para documentarse sobre plantas?
Plinio, sobre todo, debido a la inmensidad del Imperio Romano, y a lo imposible de abatcarlo, recibía por otra parte informaciones de todos los lugares,  y los más apartados, por boca de otros, viajeros o cualquier ortro. El problema es que muchas de estas noticias venían envueltas en reltos fabulosos, pero el autor romano no paraba en hacer críticas a estas fuentes.
Por otro lado, los dos autores contaban con la yradición helena en el estudio de las plantas. El primero que hace una clasificación como tal es, claro, SAristóteles, que lo muestra en sus dos obras, De plantis y De anima. 
pero será sobre todo su discíplo Teofrastro, aunténtico sabio de entonces, quien sentará las bases de lo que a partir de él se denominanará Botánica, la ciencia de las plnatas, donde incluye todo tipo de conocimientos y usos de tal o cual planta.

¿Qué tipo de hojas se quemaba en la antigua Roma para averiguar cómo serían las cosechas de ese año?

¿Qué lugar y que metal bautizaron los romanos con el nombre del Ciprés?

El lugar se refiere a la isla de Chipre, hasta donde llevaron muchísmos cipreses compactos y  manipulados los romanos. Llevaron tantos que la llamaron Aes Cyprium.
Literalmente, este nombre significa, así, tal cual, metal de Chipre, nombre extraño para una isla, si es que hemos entendido bien.

En verdad que, hasta ahora, creíamos que el origen del nombre Chipre procedía del latín Cyprus, toamado del griego Κύπρος. Ésta palabra es de origen desoconocido, se piensa que pregriega y el nombre ancestral de la isla. Al ser el lugar de nacimiento de la diosa Afrodita, uno de sus epítetos es Cypris, la chipiotra.
Tan abundante era el metal del cobre en la isla que le dio el nombre al mismo, el metal cobre significa el chipriota.

A esto hay que añadir lo nuevo que se expone en la charla, relacionado con el árbol ciprés, cupressus sempervirens. 
Vladimir, no se si lo entendí bien, dice que los romanos llamaban a la isla AES CYPRUM, (¿metal de Chipre?), porque habían llevado hasta allí muchos cipreses, compactos y manipulados.
De ahí, luego, el árbol se llamó cyprum (¿?), según dice, y de aquí, cuprum, el metal, que se llamó así por el ciprés. 
Chipre significa ciprés, cobre significa ciprés también.
Así pues, cuprum, Cu, significa "ciprés", el metal que salía de la "isla de los cipreses".
Así termina la explicación etimológica de Chipre, cipres y cobre, cuyo origen es el árbol.
Pero, la verdad, no terminamos de ver esta relación del todo, pues el nombre de la isla, antes de los romanos, era Κύπρος, ya vimos, de origen desconocido. Y de aquí, sin el árbol, deriva Chpre y cobre.
Quizás se hayan mezclado estos dos nombres, el original griego Κύπρος , junto con el nombre del árbol, que siendo cyprum, se relaciona también.
El nombre de ciprés, según algunos, procede del griego κυπάρισσος (kyparissos), y pasa al latín como cypressus. Incluso da nombre a un mito relacionado con el dios Apolo, y hemos de suponer anterior a la importación de cipreses por los romanos.

En fin, nos hemos liado , y lo paramos aquí.



martes, 20 de febrero de 2024

EROTISMO PEDÁNEO. POETICAE TEMPESTATES EN LOS IMPLACABLES (R. WALSH, 1955)

TRÁILER DE LOS IMPALACABLES.



Los Implacables, de Raoul Walsh, 1955, excelente película del reivindicado Raoul Walsh, es un western donde los tertulianos de Classics de este western alabaron la figura del director y, entre otras cosas, como el edredón, reivindicaron la omnipresencia de la naturaleza en el film. 

https://www.youtube.com/watch?v=aQ65V56rTGA&ab_channel=CINEEXIN


El argumento no es muy complicado. Un grupo de hombres han de llevar mil y tantas cabezas de ganado desde Texas hasta Montana, donde las reses escasean.

Entre medias, hay de todo en un western. Ataques de indios, peleas con cuatreros, ahorcados en cualquier árbol, salones y jugadores, etc.

La trama, además incluye un triángulo amoroso entre los tres protagonistas, Clark Gable, Jane Rusell y Robert Ryan. La bella mujer ha de decidirse entre una vida sencilla y de valía, en un rancho, junto a un vitalista Gable, u otra más de oropeles y falsamente atractiva de la ciudad, con R. Ryan.



ESCARCEOS AMOROSOS CON LOS PIES: EN LA CABAÑA CON GABLE Y RUSSELL.

Esta escena de Gable y Russell tiene una réplica más tarde, en otra escena de cortejo, entre Russell y el otro pretendiente, R. Ryan. Aún estamos a comienzos del film, y esta vez son Gable y Russell quienes se encuentran en una cabaña perdida, en medio de la fuerte ventisca, en la que los dos no han tenido más remedio que refugiarse. Gable la había salvado de morir, exponiendo su propia vida, a manos de una bandada de una banda de sioux que, la verdad, tampoco fueron rivales para el personaje, que los fue eliminando sin mucha dificultad aparente. Tal como llegaban, el rifle de Gable los fulminaba, a pesar de lo tembloroso que disparaba.


En esta escena de la cabaña es cuando Gable le propone su amor a la joven, no había sido otra la razón que lo llevó a salvarla aún a costa de su vida, como bien constataba Ryan. Le cuenta su proyecto vital, la vida en un feliz e ideal en un rancho, su dedicación hasta que empezó la Guerra de Secesión. Un rancho fértil y bien llevado en su Texas natal.

Vida en un rancho que, por más idealizada que se la presente, Russell no está dispuesta a repetir, como había hecho su madre cuando formó su familia en uno de ellos.


PIES, AMORES Y EDREDONES.

Entre el minuto 22 y el 26:36, que luego se prolonga, pues el incipiente romance tiene su desenlace definitivo la mañana después, hasta la partida de la cabaña, 37:05, se produce la reveladora escena entre Gable y Rusell en una solitaria e inhóspita cabaña, único refugio ante un fuerte vendaval de viento y nieve.

Allí Russell enciende un fuego mientras Gable sale para acondicionar a su caballería.

Han salvado la vida del ataque de los sioux, y Gable, además, la ha salvado a ella, a Russell, aún a costa de su vida. Ella le da las gracias con un elocuente y significativo "Gracias por venir a buscarme".

Pero no se han librado todavía de todo. Rusell está aterida, con las ropas empapadas, y a riesgo de casi congelarse.

Gable empieza por los pies, la parte más enfriada.


Se podría decir que Gable “desnuda”, metafóricamente hablando, a la deseable Russell. Empieza por la delicada operación de quitarle las botas.

El  descalzamiento de las botas, escena típica y hasta cómica del oeste, aquí, simbólicamente, ese gesto adquiere, creemos, o podría adquirir, tintes sensuales, equivaldría al comienzo del desnudo de la joven empapada. Russell le pasa la bota entre los muslos de Gable, para que naturalmente la despoje de los helados calcetines. Russell pone una tímida resistencia a ellos.


Una vez desnudos los pies de los empapados calcetines, Gable empieza a frotarlos rápida y vigorosamente, pues están muy húmedos y es peligroso. No se insinúa sensualmente en la operación, desde luego. Russell, a pesar de todo, no ve tal inminencia, pero se deja hacer dócil y agradablemente.


 


Las enaguas y las medias, que cuelgan de una línea, son mudos testigos y elocuentes de lo que allí se está desarrollando.


Russell, ya calmada y colmada de roces y toqueteos, finalmente se relaja y se tumba en el duro banco, reconvertido ahora en el más deseado de los lechos. Gable, a gusto, sigue con la operación, y le masajea los dos pies como si la estuviera estrechando con los brazos.



Como si de un encuentro amorosa y sensual se tratara, ya decimos que la película no parece insinuarlo a primera vista, después de esta primera operación de quita de ropas y frotamientos varios, hay un primer momento de descanso, como si dos amantes se dieran un tiempo en su camuflado y fogoso encuentro.

Russell está satisfecha, se enreda en su manta, el famoso edredón del film, y se tumba de lado. Gable permanece sentado, en la misma postura de antes, relajado también y hasta feliz, pendiente de ella mientras se mantienen conversando.

La fogata, en medio de los dos, no puede ser más significativa. El fuego material es al tiempo la llama viva que los calienta y la amorosa también que ha prendido entre aquellos dos personajes, en ese lugar perdido y a salvo de una turbulenta tempestad.



Sigue el interludio del encuentro. Gable aprovecha para alimentarse, toscamente, eso sí, un trozo de carne de mula, resequísima y recalentada en un tosco palo sobre la misma fogata. 

Nada que ver con el champán sibarita que le ofrecerá su otro pretendiente, Ryan, escenas después.

Convida sin complejos a la dama. Ya decimos, la comida no puede ser más tosca y de pura supervivencia, ese trozo de carne seca, de la por Gable llamada gacela del Missouri. Esto es, una de las mulas de carga que han sacrificado el día anterior, para sobrevivir, en el refugio donde por primera vez se conocen. 

La cena parece extremada en sus toscos alimentos, sobre todo si la comparamos con la que, un rato después, R. Ryan le ofrecerá a la misma Russell. Pero, por lo mismo, es más auténtica que la otra. Curiosamente, como si estuviera adelantando lo que va a ocurrir, Russell la rechazará, a pesar de que necesita de alimento.

Russell va entrando en confianza y en el juego con Gable y muestra su lado sensual. A partir de aquí sí se muestra abiertamente el elemento sensual de ella.

Por eso, aunque rechaza comer, insinuante le dice ¿por qué no me calienta los pies un poco más? Y digamos que da comienzo la segunda parte de este encuentro en verdad amoroso.


Gable, sí, le dice, y se remanga, insólitamente y ¿simbólicamente también?, el costado de su espalda para que los pies desnudos de ella se apoyen y calienten allí.

Es entonces cuando ella, ¡¡Eh! ¿Ha estado enamorado alguna vez?

gable, como despistado, ¿Yo …?, responde con ese yo indefinido.

Y, entre risas cómplices, ella le empuja con los pies contra la espalda donde se apoyan, juguetona e insinuante, y Gable cae de lado.



La escena, el encuentro de aparente calentamiento, pero cargado de sensualidad indirectamente, ya ha terminado. Afuera, por contraste al ardor que ha prendido dentro de la cabaña, un frío gélido y la nieve se campean por todo alrededor.



Al día siguiente, los dos personajes recogen lo que ha sido aquella noche reveladora. Russell ordena las cosas, dobla y guarda el singular edredón, mientras conversan los dos.

En estos minutos, Gable, ya confiado, la besa en los labios, de forma natural, y Russell lo recibe con igual tranquilidad. Parece una pareja de amantes más, y, sin embargo, apenas se conocen desde el día anterior.

Entonces, hablan de sus proyectos vitales, y Gable le ofrece compartir el suyo. El ve su vida en torno a un feliz e ideal rancho, en Texas, una vida sencilla y plena.

Contra lo esperado, esto le suscita a Russell unos recuerdos totalmente indeseables y de rechazo. Recuerda a sus padres, su madre especialmente, y a ella misma, criada en un rancho del estilo. Esa vida rural y sacrificada consumió tempranamente a su madre primero, y luego a su padre. No quiere que se repita en ella.

Gable trata de convencerla positivamente, sin querer presionarla de ningún modo.

Pero Russell tiene metido muy dentro de sí aquellas vivencias y no parece aceptar esa para Gable prometedora vida, el proyecto compartido al que al que se la quiere llevar Gable.



 


Como símbolo de cómo ha evolucionado la relación entre ambos, la fogata, apenas ahora la forman unas pocas llamas, el tan fogoso encuentro de la noche anterior no ha conseguido sobrevivir apenas unas horas de realidad. Los dos personajes terminan distantes y separados por una floja llamarada que, sin embargo, se resiste todavía a apagarse del todo.


Luego, ya fuera de la cabaña y dispuestos a abandonarla y seguir la marcha hacia el pueblo, un destacamento de soldados aparece en distancia y dirigiéndose hacia allí. 

Después de un cruce de palabras, y junto con ellos, abandonan definitivamentelo que ha sido el lugar de un encuentro amoroso tan revelador como efímero.


 


 


Resumiendo, la escena de la cabaña, en principio nada erótica, simple cuestión de supervivencia, Gable frota y refriega como un desesperado, va poco a poco mostrando una doble intención, surgiendo poco a poco.


Si no fuera porque hay que hacer entrar en calor a la dama, la escena podría identificarse como un encuentro erótico usual. Ella prácticamente se desnuda, él no, y los devaneos para calentarse vienen a ser los del trato amoroso.


Es claro que la parte más delicada del enfriamiento y la congelación son los pies. Pero también el pie tiene un fuerte simbolismo sexual, además de otros múltiples significados. Aunque, cuando uno la ve por primera vez no lo advierte tan claro, es claro que el simbolismo sexual de los pies corre parejo y se corresponde al cortejo amoroso que, efectivamente, contiene la escena. Es un elemento más que se añade al conjunto de la romántica escena. 

En ese nivel, tanto Gable como Russell, metafóricamente, con sus toqueteos y roces en torno a sus miembros inferiores, están teniendo un encuentro sexual consentido. 

El film, por lo tanto, y juega con ese simbolismo, aprovecha esa escena del calentamiento de los enfriados pies, escena íntima y de cortejo amoroso de Gable con Russell, y la potencia al mismo tiempo en una escena de significado erótico y sensual a la vez. El simbolismo que trae consigo esa parte del cuerpo, pies, calzados, etc., y todos los gestos y actos en torno a ellos, tienen una equivalencia metafórica con la relación sensual y amorosa.


Además, y ya de larga tradición, mismamente la Eneida de Dido y Eneas, estamos aquí ante otro episodio de las Poeticae tempestates. es decir, de aquella mezcla y combinación de tempestad y escena romántica, que se explota mucho en la literatura, y aún más en el cine. El referente clásico, ya decimos, es la tempestad que hace a Eneas y Dido guarecerse en una gruta y allí prometerse mor, trágico, pero amor. Y la tempestad en torno a ellos, contribuyendo al enlace, como vemos en esta escena del film Los implacables.


lunes, 19 de febrero de 2024

La Ecología en la antigua Roma | Fernando Lillo


¿Qué quiere decir Cicerón con la expresión hemos construido una "segunda naturaleza"?
Quiere decir la capacidad del hombre de dominar y construir, a partir de la naturaleza virgen, una naturaleza o realidad artificial, que sirve a sus propias necesidades y los diversos usos que hace de ella los seres humanos, a veces pecando de soberbia acerca de esta capacidad de uso y dominio (Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses, II, 99, 152).

¿Cuál era la doble relación de los romanos con lo bosques?
Por un lado, era un lugar trascendente, donde moraban las divinidades y estaba sacralizado, y podían disfrutar y deleitarse en el bosque como nostros hoy en día; por otro, era una fuente material de recursos para las necesidades humanas, desde las más elementales, fuego, cocina, calor, hasta las exigidas para la industria, la vivienda, etc.

¿Qué problemas medioambientales tenía la ciudad de Roma?

Roma estaba llena de insulas. Su gran altura y la mala construcción la hacía propensa a incendios y derrumbes. Para dotarlas de lujos, se talaban extensas espacios de bosques y se extarían todo tipo de piedras preciosas. El tráfico humano por las vías, por su parte, era insufrible. El trasiego nocturno de carros y el ruido del aparejo hacía imposible descansar (Juvenal). Las cocinas propagaban malos olores y contaminación atmosférica por los humos, en sus alrededres. Por otro lado, y al no tener otra alternativa, reciclaban las ánforas en las que se transportaban las mercancías. Si eran de vino, podían reutilizarse, si de aceite, se les daba otro uso, como el de ataúd. Tenían un vertedero, el famoso monte Testaccio, donde acababan una gran cantdad que no lograban reutizlizar. Se reciclaba también el bronce pues, muy prácticos, cuando ya no interesaba tal o cual emperador, sus efigies acababan en los fogones de las culinas, como menesterosos cacharros de cocina.
Reciclaban los huesos de animales para pequeños utesilios, como dados, cucharas o cajitas La comida sobrante iban para alimento de los esclavos y el ganado.

domingo, 18 de febrero de 2024

¿CÓMO SE DICE ESA PALABRA? SÍBARIS EN EL FARWEST (LOS IMPLACABLES, R. WALSH, 1955)

SÍBARIS EN EL FAR-WEST.


Le viene a uno a la cabeza, entre rebullones y flashes, la primera vez que oí la palabra SIBARITA en la vida. No tiene nada que ver, desde luego, con la primera vez que la oye Jane Russell en el film. Fue, para variar, en la clase de Griego del instituto, hace ya muchos años, por boca del eminente titular de la plaza. La tal palabra, un auténtico extraño para los que empezábamos entonces el bachillerato, la aclaró con total naturalidad el profe, para tranquilidad y sosiego de los que allí andábamos, y cierto goce y privilegio de conocer el significado escondido en tal singular y sonoro vocablo.



    Los Implacables, de Raoul Walsh, 1955, excelente película del reivindicado Raoul Walsh, es un western donde los tertulianos de Classics de este western alabaron la figura del director y, entre otras cosas, como el edredón, reivindicaron la omnipresencia de la naturaleza en el film. 

https://www.youtube.com/watch?v=aQ65V56rTGA&ab_channel=CINEEXIN


El argumento  no es muy complicado. Un grupo de hombres han de llevar mil y tantas cabezas de ganado desde Texas hasta Montana, donde las reses escasean.

Entre medias, hay de todo en un western. Ataques de indios, peleas con cuatreros, ahorcados en cualquier árbol, salones y jugadores, etc.

La trama, además incluye un triángulo amoroso entre los tres protagonistas, Clark Gable, Jane Rusell y Robert Ryan. La bella mujer ha de decidirse entre una vida sencilla y de valía, en un rancho, junto a un vitalista Gable, u otra más de oropeles y falsamente atractiva de la ciudad, con R. Ryan.

En medio de la película, la bella Russell se decanta por los encantos y lujos que le ofrece quien se la puede proporcionar, R. Ryan. 

Éste, fuertemente atraído por ella, una noche la invita a una cena, íntima y elegante, en su habitación del hotel, con vajilla de vidrio, cortinajes y el ostentoso Ryan haciendo gala de maneras de hombre de mundo. Sabe de los deseos y carencias de la Russell.


Ryan ha preparado una cena íntima con Russell, pues, que a ella la coge de sorpresa. Sin embargo, y con valentía, termina aceptando. Le responde al principio decididamente, mientras Ryan le expone su filosofía de vida, él es un ganador, quiere ser envidiado, solo los perdedores no lo quieren. Russell lo escucha y le responde a su manera.

Las intenciones de Ryan se van volviendo cada vez más claras, cosa de lo que es consciente Russell, y encara directamente los deseos que siente por ella.


  • Se acostumbrará a esta clase de ropa, nena. Y algún día se preguntará cómo pudo contentarse con menos, dice Ryan.

  • Tiene facilidad para convencerme.

  • Pues si soy tan persuasivo, tal vez pueda convencerla de que no vaya al oeste.

  • No, yo soy como usted, tampoco doy rodeos.

  • ¿Existe algún motivo especial en California?, le inquiere decidido el negociante.

  • No, nada especial. Sino que, como todo el mundo, busco la parte de felicidad que me corresponde, dice Russell concentrada.

  • La felicidad no es cuestión de geografía, se encuentra en todas partes, dice un ufano Ryan mientras se afana con el corcho. Hasta en una tempestad de nieve en …

  • Yo no la encontré, dice desengañada, expresando su desencuentro con Gable, y después de la sorpresa que le supone el comentario de Ryan. Mientras, se entretiene con un bombón, que muerde de varias formas, como si fuera por primera vez.

  • Tal vez tenga más suerte en Montana, se envalentona Ryan.


  • Siendo usted el dueño de todo el territorio, y lo mira con cierta picardía.

  • Y también de su felicidad, afirma un provocador y ahora sí, segurísimo Ryan.

  • Es usted muy ambicioso, señor Stark, dice la inteligente Russell, todavía con el bombón entre los dedos.

  • Yo no tengo ningún interés por los sueños que tenga, afirma Ryan en el momento en que por fin descorcha el champán, con un sonoro tump.



  • Oiga, ¿qué es eso?, dice Russell pegando un respingo por el descorche, y dejando el bombón y refiriéndose al champán que desde hace un rato llevaba traquiniando Ryan.

  • Champagne, afirma mundano Ryan. Y remata, El vino de los sibaritas, mientras se sirve una copa y le sirve a ella el aristocrático líquido.

Russell mira desconfiada el líquido burbujeante que le vierten en la copa

  • Si quiere que entienda su palabrería, va a tener que bajar a mi nivel, manifiesta Russell sin complejos. Y vuelve al bombón.

  • ¿Y por qué no procura usted subir?, aprovecha seductor Ryan. Y sigue, ¿no es eso lo que espera de la vida?


Ryan incita los ardientes deseos de Rusell de dejar atrás su vida de campesina y vaquera.


  • Sí, supongo que sí, lo encara valiente la joven.


Y entrando por ese camino que le propone Ryan, por fin, Russell le pregunta sin tapujos

  • ¿Cómo se dice esa palabra?

  • Sibarita, dice confiado en su juego Ryan

  • Sibarita, le responde Russell con cierta extrañeza por pronunciar la nueva palabra pero atenta, una vez ha aceptado la seducción, confirmando su participación.

  • Significa una persona con gusto. Evidentemente, Ryan se presenta como ese prototipo que encarna a un sibarita, aunque sabemos que sus valores van por oro lado

Es claro que no vendría a cuento que un tratante algo turbio de negocios del lejano oeste fuera a endosarle a la joven ávida de conocimientos que, por otra parte la confundirían más, no iba a endosarle la explicación etimológica de sibarita y la leyenda legendaria de la ciudad de Síbaris, origen de tal significado.

  A todas estas, Ryan lleva con la copa de champagne en la mano, presta a ofrecer, todo este rato de diálogo, esta mini clase de léxico, más que de etimología. Russell, humilde aprendiz, sentada, acepta su ignorancia junto con sus deseos de aprender y sus expectativas encontradas. Hace un gesto como de admiración

  • Qué le parece un brindis?, se decide por fin Ryan, que ha tendido el lazo sobre la joven con la palabra sibarita y el champán francés, y se siente con éxito.


  • Brindemos por lo que usted quiera, dice Ruseell decidida, saliendo del estupor de hasta entonces.



  • Por usted y por mi idea, dice galante al tiempo que ambicioso Ryan. Y `por un muto monopolio de las cosas mejores de la vida, remata incidiendo en Russell.


  • Desde luego, habla usted como un sibarita, ensaya con el vocablo Russell, aprendiz y aventajada alumna, que capta en seguida lo que la palabra y el proyecto de vida de Ryan implican e identifican.


                                    Se ve por fin una sonrisa cómplice entre los dos.

  • A mí me gusta todo lo mejor, dice ingenua Russell. Y brindan como si ya hubiera sellado implícitamente su compromiso.

  Tras saborear , dice 

  • Pues eso, señalando al champagne, parece de lo mejor.

Y, a continuación termina como entrando en intimidad.

  • Ah, tengo hechos polvo los pies, tendré que quitarme los zapatos.


La seductora escena de la íntima cena acaba aquí, algo bruscamente, con esta curiosa frase.

    
    Así pues, el helenismo SIBARITA, insólito en el western, acompaña y es puesto en boca de un personaje no precisamente caracterizado por su integridad moral y por una ambición sin límites. Está en clara oposición al otro rival, Gable, rústico y simple vaquero.

Para el personaje de Ryan, su fin en la vida es vivir lo mejor lo más envidiablemente posible, a costa de lo que sea. Esta forma de vida elegante, que él califica de SIBARITA, sin embargo está aquí teñida negativamente. Quien la pronuncia y hace exhibición de su conocimiento  deforma en parte el significado original del término, referido a los habitantes de la ciudad de Síbaris, colonia griega del sur de Italia, la magna Grecia, quienes gozaban de comodidades de vida insólitas entre las polis de su entorno. Tantas, que incitaron celos, también políticos y comerciales, y su destrucción por la polis rival, Crotona.

En verdad el término ya lleva su carga de elitismo y clasismo, pero puesto en boca del tratante Ryan su valor es aún más negativo. En cambio, para la ingenua Russell, la nueva palabra le abre un mundo de deseos positivos y buenos, la felicidad, en suma, largo tiempo esperada.


A continuación, hay una elipsis, se cambia de lugar, estamos en la sencilla habitación de Gable, que limpia su arma despreocupado. En eso, se abre la puerta de un golpetazo y una ebria Russell aparece en el portal, dispuesta a renegar de su relación con él. Le tira el dichoso edredón, con lo que simbólicamente implica. 

Y Gable, serio, le reprocha su estado y su decisión. Hay una discusión en la que Russell le repite que lo va a dejar, pero en eso entra una de las mujeres del local, cariñosa, que reclama a Gable. Contra lo esperado, Russell, se ve que su seguridad es solo apariencia, se enfrenta a ella, celosísima, y la amenaza con un revólver para que se marche.

A la mañana siguiente, en las orillas de un río, Gable reúne a sus vaqueros, les confirma las condiciones de su trabajo y ordena el comienzo del acarreo de las reses. Al mismo tiempo llega en una carreta Russell, que se va a unir. Gable se opone pero Ryan se ofrece a hacerse cargo completamente de ella, cosa que lo hace aceptar finalmente a regañadientes.

        La travesía comienza entonces, y la parte viajera y de diversas peripecias del film.